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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Verborrea de borracho

Lo más interesante de Vaso Roto, de Alain Mabanckou (Congo, 1966), no son las historias desgraciadas de su relator, el viejo Vaso Roto que da título a la novela, borracho asiduo de un decrépito bar congolés llamado Crédito se fue de viaje; ni su estilo anafórico y coloquial, que se deleita en una monocorde desgana con la que apenas alcanza a describir el patetismo de los perdedores; sino el careo, por decirlo así, que confronta la cultura africana del viejo borracho -nacido y criado en África, pero formado en Francia- con la vigencia de la cultura europea occidental. Ésta es una novela de africano asimilado, pero reticente, dividido entre la pertenencia a los mitos de su origen y la dificultad de asumir la hegemonía de la literatura europea. La confrontación -desnivelada en razón del predominio de una sobre otra- produce incesantes brotes de amargura que se resuelven en autoburla, en autoflagelación cultural, cuya única salida luminosa son las brumas del alcohol. Pues es ahí, precisamente, en la cátedra convulsiva de la barra de un bar, donde esta novela pregona su razón de ser; y no obstante aspira -lo que no es poco- a registrar las consecuencias, no tan remotas, de la aniquilación colonialista.

VASO ROTO

Alain Mabanckou

Traducción de Mireia Porta i Arnau

Alpha Decay

Barcelona, 2007

160 páginas. 20 euros

Alain Mabanckou obtuvo

el Premio Renaudot en 2006 por Memorias de cerdo-épico, pero ya había sido finalista el año anterior por esta novela. Profesor de literatura en California, no cabe duda de que conoce bien su materia, y, en todo caso, distingue perfectamente la excelencia de la ordinariez; aunque no tanto sus personajes, a los que compone arraigados en la tosquedad. En una de las tantas verborreas de Vaso Roto, éste dice: "Si bien aplaudiría el genio, no diría ni mu ante la mediocridad ambiental". Sin embargo, su único tema es la mediocridad ambiental, aureolada con múltiples citas de títulos de libros que le incapacitan para construir una frase que no contenga una referencia libresca: "Dijo que parecía un marino que perdió la gracia del mar", "me buscaba una querella de Brest". Esta reiteración termina por neutralizar su discurso, que supuestamente quiere validarse como documento de frustración y acaba emponzoñado por el resentimiento. Pues, ¿qué verdad se puede esperar de un borracho? No hay en esta novela, que se diría que ni empieza ni termina, ningún atisbo de redención, sólo caóticas confidencias de un cliente al dueño del local, llamado Caracol Tozudo, para que ambos puedan imbuirse de su propio fracaso. Vaso Roto, Caracol Tozudo, ¿no son nombres suficientemente aflictivos?

El novelista Alain Mabanckou.
El novelista Alain Mabanckou.AFP

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