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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

¿Derecho a la educación?

Hace cinco semanas fui víctima de una agresión -un cabezazo en la nariz- por parte de un alumno en el IES La Laguna, donde trabajo como profesor. Durante todo este tiempo ni la dirección del centro ni la inspección de la Consejería de Educación han acreditado verdadera voluntad de trasladar al infractor a otro instituto, a pesar de haber sido expedientado, y con una resolución final de expulsión, tras sustanciarse todos los trámites preceptivos.

Me veo obligado, pues, a toparme con este individuo todos los días por los pasillos, situación humillante no ya para mí sino para cualquier docente que reclame unas condiciones dignas para ejercer su profesión, pero un mal entendido derecho a la escolarización -que en ningún caso se conculcaría con una transferencia inmediata de este alumno a otro centro- se torna patente de corso que pone al profesorado contra las cuerdas, y ese degradante escenario se une a otras muchas vejaciones que debemos sufrir diariamente sin que nadie nos ampare.

Hace unos días, como consecuencia de una huelga del personal de limpieza, el IES Andrés Bello, donde estudia mi hijo, cerró sus puertas junto a una veintena más -cuatro días ya sin clases, y los que vendrán-, pero la Consejería es incapaz de garantizar el derecho a la educación de un chico, y de otros muchos, que aprueba todo con profusión de sobresalientes y notables. No se me diga que las circunstancias que concurren escapan a los márgenes de gestión de los responsables educativos, porque su deber es encontrar soluciones alternativas en situaciones críticas, que para eso se les paga. Pero a nadie parece importarle, en vista de la naturalidad con la que se afronta este escándalo social, que miles de alumnos pierdan irreversiblemente decenas de horas de clase.

Dos casos que me afectan, dos varas de medir. ¿Derecho a la educación? Si afecta a un objetor escolar bronco e indolente, deviene sacrosanto concepto que tiene prelación sobre los derechos de profesores y alumnos, que se ven así perjudicados. Si afecta a muchos estudiantes normales -los verdaderos olvidados del actual sistema-, se torna papel mojado, mientras se mira para otro lado esperando a que escampe. Y todavía hay quien se pregunta por qué estamos en el furgón de cola de Europa en niveles de excelencia escolar...

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