Orangutanes y biocombustibles
La salvaguardia de la biodiversidad del planeta tiene, sin duda, en los grandes simios uno de sus referentes prioritarios, por lo que es de agradecer que el Gobierno español ponga su granito de arena financiando un proyecto en favor de los orangutanes en Indonesia, tal como informaba recientemente EL PAÍS en su sección de Sociedad. Al hilo de esta loable iniciativa, se afirma en la noticia publicada que la principal amenaza para la supervivencia de esta especie es la deforestación provocada por las "plantaciones destinadas a producir aceite de palma, que luego es utilizado para fabricar biocombustible, cuya demanda no para de crecer".
Con ello, se viene a atribuir injustamente a los biocarburantes una responsabilidad que no tienen, tal como la Comisión Europea ha reflejado en un reciente informe oficial: mientras la producción mundial de aceite de palma creció entre los años 2001 y 2005 en casi 10 millones de toneladas, la industria del biodiésel utilizó globalmente como mucho en 2005 sólo 30.000 toneladas, por lo que es el mercado de usos alimentarios y nunca los biocarburantes el principal destino de la creciente demanda mundial de aceite de palma.
Sí, desgraciadamente la deforestación existe y los orangutanes ven amenazados sus hábitat pero no resulta justo que se achaque a los biocarburantes una responsabilidad que no tienen sobre un fenómeno que, además, viene de muy lejos. Aclarado este punto, la industria de los biocarburantes quiere reafirmar tanto su voluntad de seguir siendo parte de la solución a los problemas ambientales del planeta como su compromiso con la sostenibilidad de su proceso de aprovisionamiento y producción.
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