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La pesca de arrastre mantiene sus niveles en Cádiz

La última campaña del Instituto Español de Oceanografía sobre la pesca de arrastre ha demostrado el mantenimiento de los niveles de las especies comerciales del caladero del Golfo de Cádiz. Los estudios realizados sobre los productos más demandados, como la merluza o la gamba, han arrojado niveles similares a los de la campaña de la primavera de 2006.

El jefe de la campaña, Juan Gil, explica que se han detectado algunas variaciones respecto al pasado año, pero indica que éstas no pueden ser achacadas a la presión pesquera. Según Gil, "estos cambios dependen de los ciclos vitales de los animales".

La presencia de merluzas en el Golfo de Cádiz ha pasado en el último año de 2,10 kilos por hora de arrastre -sistema de medición utilizado por el Instituto Español de Oceanografía- a 3,14 kilos en la última campaña. La gamba, por el contrario, ha visto sus niveles reducidos de 0,46 kilos por hora de arrastre a 0,35.

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Los datos recogidos en el estudio sí muestran un importante descenso en el pulpo. De los 7,47 kilos por hora registrados en la pasada primavera a sólo 1,35. Son, sin embargo, "altibajos normales", según explica el jefe de la campaña. "Se trata de una especie que muestra muchas alteraciones en su abundancia, pero relacionadas con épocas de mayor o menor sequía. Al ser una especie de vida corta, el número de ejemplares depende siempre de su supervivencia, que aumenta o disminuye según la calidad del agua". Juan Gil no descarta que en futuras campañas el pulpo vuelva a incrementar sus niveles en el Golfo de Cádiz.

El sostenimiento de los niveles de la pesca de cerco contrasta con la situación de las especies de arrastre, cuyos datos han ido siempre en descenso desde que comenzaron los estudios en la década de los noventa. En la última campaña de cerco se detectaron niveles especialmente bajos de especies como el jurel.

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La merma de estos recursos puede notarse en los próximos meses en las capturas. El director del Instituto Español de Oceanografía explicó tras la última campaña de cerco que las paradas biológicas a las que se somete el Golfo de Cádiz se habían demostrado insuficientes para la recuperación del caladero.

Sobrino señaló entonces como única salida la disminución de los esfuerzos de la flota, con una disminución de las unidades que operan en estas aguas. Desde que la renovación del acuerdo pesquero con Marruecos ha permitido el regreso de los pescadores barbateños a aguas africanas, 20 barcos de cerco han abandonado el Golfo de Cádiz. Con todo, los efectos de este traslado de la presión pesquera hacia el país vecino no serán visibles hasta las próximas campañas.

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