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Elecciones presidenciales en Francia

La Constitución europea, pendiente de París

Sarkozy se muestra partidario de un minitratado mientras que Royal quiere un referéndum

Andreu Missé

El resultado de las elecciones en Francia marcará el ritmo y la profundidad de la reforma de la Constitución europea. Si el próximo 6 de mayo vence el candidato de la derecha, Nicolas Sarkozy, se iniciará un rápido procedimiento para acordar un minitratado, cuyos aspectos sustanciales se debatirán en la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de junio. Si vence la aspirante socialista, Ségolène Royal, empezará un debate más profundo para reformar la Constitución europea aprobada en 2004, que concluirá con un referéndum en junio de 2009.

La canciller alemana, Angela Merkel, ha diseñado un itinerario rápido que se ajusta a las necesidades de Sarkozy y de Gordon Brown, probable sucesor de Tony Blair en Reino Unido, partidarios de introducir pequeñas reformas en el vigente Tratado de Niza, y así evitar pasar por el trámite del referéndum. El escenario de ritmo rápido y mínimos cambios y de escaso contenido ha causado seria inquietud entre la mayoría de los 18 países que han ratificado la Constitución, que temen una cumbre borrascosa ante la disparidad de las ambiciones. "Estoy empezando a ver signos preocupantes", ha señalado el primer ministro belga, Guy Verhofstadt.

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El resultado de las elecciones francesas fue valorado ayer por José Manuel Durão Barroso, un hombre puesto por Blair al frente de la Comisión y con plena sintonía con Merkel. El presidente del Ejecutivo comunitario manifestó su satisfacción por "la elevada participación" y porque los tres candidatos más votados, Sarkozy, Royal y François Bayrou, "son los tres pro europeístas", según señaló la portavoz de la Comisión, Pía Ahrenkilde.

Altos funcionarios del Gobierno de Merkel, presidenta de turno de la UE, iniciaron ayer los contactos con los delegados de los otros 26 Estados para acordar un reducido número de cambios en el tratado. La presidencia alemana ha enviado un cuestionario con preguntas del siguiente estilo: ¿qué piensa si no se emplea la palabra Constitución en el próximo tratado?, ¿aceptaría que el ministro de Exteriores de la UE se llame alto comisionado u otra expresión que no sea la de ministro?, ¿admitiría eliminar los símbolos como la bandera?

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Alberto Navarro, secretario de Estado para las Relaciones con Europa y uno de los dos españoles en las negociaciones, manifestó ayer: "En la fase actual España se mantendrá dura e inflexible". "Lo que quiere Sarkozy es un tratado que reduzca los 448 artículos de la Constitución que aprobaron todos los Estados a un texto de 60 o 70 artículos". El eurodiputado socialista Carlos Carnero calificó la propuesta de Sarkozy de inaceptable. "Más que un minitratado se reducirá a un tratado diminuto con una decena de cambios", dijo.

Para el próximo 15 de mayo, conocidos ya los resultados de las elecciones francesas, la presidencia alemana ha convocado una reunión en Berlín con los representantes de todos los Estados para acordar los cambios que se debatirán a fondo durante la próxima cumbre de junio. Paralelamente, Merkel mantendrá negociaciones directas con los líderes como la que iniciará hoy con Blair. Merkel ya ha dedicado especial atención a convencer a los líderes polacos, los Kaczynski, que insisten en mantener un cambio en el sistema de votos.

La Constitución introduce por primera vez un doble criterio, el del número de Estados y el de la población, para la toma de decisiones. El distinto signo en que ha evolucionado la población en España y Polonia, los dos países que perdieron peso respecto al tratado de Niza, explica en parte la distinta posición actual. España, ha registrado un aumento de población de casi cinco millones durante estos años mientras que Polonia ha perdido casi uno.

José Ignacio Torreblanca, investigador del Real Instituto Elcano, señala que España "intenta compensar los menores avances en cuestiones institucionales con la introducción de políticas más activas y precisas en los campos de libertad y justicia", que además se aprobarían por mayoría cualificada. Ello supondría dar un impulso europeo a las políticas de inmigración, terrorismo y control de fronteras, campo en que España puede encontrar puntos en común con el Reino Unido.

La batalla de Francia es también la batalla política de Europa. Wilfried Martens, y Poul Nyrup Rasmussen, presidentes del PPE y del PSE, respectivamente, elogiaron ayer a sus correspondientes correligionarios, llamado a sus afiliados a aportar el máximo apoyo en las próximas elecciones.

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