Barbie sale del armario
El Corte Inglés de Callao expone muñecas vestidas de época y por diseñadores
Una rubia trae loco a Manuel Segura, de 34 años. En su piso de 50 metros guarda más de 200 barbies, apiladas en cajas dentro de un armario. Lleva 10 años acumulándolas, desde que alguien le regaló la primera "medio en broma". Cuando a El Corte Inglés de Málaga, donde trabaja de escaparatista, se le cayó una exposición, Segura sacó su afición del armario. Desde entonces la exposición Barbie 50 años de moda, recorre la cadena. Está en el centro de Callao hasta el 19 de mayo.
"Es toda una historia del traje", dice orgulloso el dueño. Las modelos de 29 centímetros posan como estrictas victorianas, vaporosas renacentistas, bailarinas de Charleston o pin-ups de los cincuenta. La colección está asegurada en 30.000 euros. Cada muñeca oscila entre los 50 y los 200 euros. La más cara, una reproducción de la engolada Isabel I de Inglaterra, es una edición limitada que ya ronda los 500 euros en eBay.
En la lista también hay muñecas vip: Liz Taylor vestida de Cleopatra y Vivian Leigh de Escarlata. Olivia Newton-John en Grease (de pazguata y de macarra) y cinco versiones de Marilyn. Fay Wray en la mano de King Kong y la Barbie de Star Trek. También hay chicos: Elvis, Sinatra, James Dean, Orlando Bloom de elfo... "Soy un mitómano", dice Segura, que tiene debilidad por las muñecas con la cara de Lucille Ball.
En el abundante público también hay de todo. Mar y María, de 20 y 12 años, dicen que "molan un montón". A Adoración Rojo, de 78, le parecen "maravillosas". Ella, que es "de antes de Mariquita Pérez", jugaba con "peponas vestidas con trajes regionales". Éstas van de Chanel. Y de Escada, Dior, Óscar de la Renta, Armani... Incluso hay una con un pijama de monos de Paul Frank. "Si te gusta la moda, y no puedes comprarte un Dior, al menos tienes un fetiche", dice Segura.
"Barbie ha sido muy maltratada", dice el coleccionista. "Se la critica por ser el estereotipo de la rubia tonta, pero nació como un icono feminista". Ruth Handler, esposa del dueño de Mattel, la encargó en 1959, harta de que su hija Barbara sólo jugase a ser madre con muñecos bebé. Barbie, que ha tenido 75 profesiones, abrió el juego a otros roles.
En la exposición también se opina fuera del tópico. A Susi, un chico de 30 que trabaja en una discoteca, las muñecas le parecen "divinas de tan petardas", y Gerardo, un siniestro de 14 que se ha quedado clavado con la versión de Expediente X, le encantan porque son "superfrikis". Luego está Elvira, de ocho, que tiene cuatro barbies en casa y un Ken que ha perdido la cabeza (literalmente). Todo lo que quiere es sacarlas de las urnas para jugar con ellas. Quizá cortarles el pelo. Puede que la frívola neumática no sea del gusto de todos, pero, como dice el novelista francés, Frédéric Beigdeber, en su libro Barbie: "A final de cuentas, la sociedad capitalista ha engendrado cosas mucho peores que ella: las centrales nucleares son mucho más feas".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.