_
_
_
_
_

Egipto detiene a un ingeniero por espiar sus planes nucleares para Israel

El Cairo acusa al sospechoso de robar documentos secretos de la Agencia de Energía Atómica

En plena eclosión de programas nucleares en Oriente Próximo, no es de extrañar que los espías trabajen a destajo. Egipto anunció ayer la detención, el 18 de febrero, de un ingeniero al que acusa de robar documentos secretos de la Agencia de Energía Atómica para venderlos a los servicios secretos israelíes. El Gobierno de Tel Aviv negó su implicación, el mismo día que revelaba la captura de un judío de origen iraní por sus presuntos vínculos con los servicios de inteligencia de Irán. El sospechoso fue detenido por el Mosad al regresar a Israel procedente de Irán.

Se dan todos los ingredientes. Mohamed Saber Sayed Ali, ingeniero egipcio de 35 años que trabaja en el reactor nuclear de Inshas, fue vigilado durante años, desde que en 1999 acudiera sin autorización a la Embajada de Israel en El Cairo para pedir un permiso de estudios en la Universidad de Tel Aviv. Ayer, Hisham Badawi, fiscal de seguridad del Estado, aseguró que Ali se reunió varias veces en Hong Kong con dos agentes -un japonés, Shiro Izo, y un irlandés, Brian Peter- que trabajan para Israel, a los que vendió importantes documentos por 1.250 euros.

Según una declaración oficial del Gobierno egipcio, los espías de Israel estaban interesados en la capacidad del reactor de Inshas, el número de horas que operaba, los experimentos que se llevan a cabo, los problemas técnicos del reactor, y la frecuencia de las visitas de inspección del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), dado que Egipto, a diferencia de Israel, se somete al régimen internacional de inspecciones. El Ejecutivo de El Cairo agregó que Ali recibió tecnología para sabotear los ordenadores de la Agencia de Energía Atómica.

Relaciones gélidas

Un funcionario del Ministerio de Exteriores israelí rechazó que el detenido trabajara para los servicios de espionaje hebreos. "Para nuestro pesar", comentó, "de vez en cuando escuchamos historias como ésta desde El Cairo, que finalmente demuestran no tener base".

Las acusaciones egipcias y el desdén israelí son sólo un reflejo más de que las relaciones entre ambos países -nunca fáciles, pese a la firma del acuerdo de paz en 1979- son ahora gélidas. Hace unas semanas, el ministro de Infraestructuras israelí, Benjamín Ben Eliecer, tuvo que suspender una visita oficial a El Cairo, y muy probablemente ya no podrá viajar. Una película sobre la campaña militar israelí en la guerra de 1967 sugería claramente que la unidad que comandaba Ben Eliecer asesinó a decenas de prisioneros egipcios desarmados. Hubo llamadas a consultas y amenazas de indignados egipcios al embajador de su país en Tel Aviv por anunciar que regresaba a la legación en esta ciudad.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Y el incidente también pone de relieve que la pretensión de Irán de hacerse con la bomba nuclear ha desatado los nervios de varios países suníes, especialmente de Arabia Saudí, que observa a Teherán como el único rival en su pugna por liderar el mundo musulmán. El Consejo de Cooperación del Golfo (Kuwait, Bahrein, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Omán y Arabia Saudí) anunció en otoño el lanzamiento de sus planes atómicos para la generación de energía. Jordania y Egipto se sumaron a la fiebre nuclear.

Por otro lado, ayer se revelaba que los servicios secretos israelíes detuvieron a un ciudadano israelí sospechoso de haber sido reclutado por la inteligencia iraní. El sospechoso, un judío de origen iraní, fue detenido a su regreso a Israel procedente de Irán e interrogado por los servicios secretos. Supuestamente admitió haber sido reclutado por Teherán y haber aceptado dinero para "cubrir sus gastos".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_