España, miembro de pleno derecho del Observatorio Europeo Austral

España forma ya parte del Observatorio Europeo Austral (ESO, en sus siglas en inglés) como país miembro de esta organización astronómica de vanguardia, fundada en 1962. "El ingreso de España, objetivo ya contemplado en el vigente Plan Nacional de I+D+i 2004-2007, tiene una enorme importancia para la investigación en este país", dijo ayer Mercedes Cabrera, ministra de Educación y Ciencia en la presentación en Madrid de la adhesión española al organismo europeo, que se produjo formalmente el pasado 14 de febrero, tras un año de trámites desde que se anunció el acuerdo inicial. También la directora general del ESO, Catherine Cesarsky, manifestó ayer su satisfacción por la incorporación.

Los delegados españoles en el consejo del ESO, al que pertenecen 12 países, son los astrónomos Xavier Barcons, cuya intervención ha sido clave en las negociaciones de España con la organización, y Jordi Torra, gestor del Plan Nacional de Astronomía.

España ha pagado algo más de 54 millones de euros como contribución monetaria, más contribuciones en especie por valor de 17 millones, como derechos de propiedad de las instalaciones del ESO que fueron costeadas por sus países miembros. La cuota anual española este año es de 10,9 millones de euros (correspondiente a algo más del 9% del total del presupuesto anual del ESO, porcentaje definido sobre la base del producto interior bruto del país).

Telescopios gigantes

El ESO opera desde hace unos años el mejor conjunto de telescopios ópticos gigantes del mundo, el VLT, así como el observatorio de La Silla, ambos en Chile, para observar el hemisferio sur. El VLT está formado por cuatro telescopios de 8,2 metros de diámetro que pueden utilizarse independientemente o en combinación con otros cuatro de 1,8 metros de diámetro utilizando la técnica avanzada denominada de interferometría.

Cesarsky resumió ayer los objetivos a medio plazo del ESO: explotar a pleno rendimiento científico, con las actualizaciones necesarias, el conjunto VLT, y mantenerlo en funcionamiento otros 10 o 15 años; acabar la construcción del nuevo radiote-lescopio ALMA, formado por decenas de antenas, y garantizar su óptima explotación científica, y "liderar el desarrollo de un futuro telescopio extremadamente grande (ELT)", que podría tener casi 50 metros de diámetro.

Cabrera resaltó la importancia de la incorporación de España en el ESO, tanto por la necesidad de la astronomía de acceder a instrumentos a menudo muy costosos que no puede costear un país por sí solo, como por la garantía de excelencia científica que da una institución internacional de prestigio. Asimismo destacó el interés del ESO para la industria española.