La Guardia Civil se echó "las manos a la cabeza" al ver a Zouhier en la trama del 11-M

"Nos echamos las manos a la cabeza". Así de gráficamente describió el capitán Paris, de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil su reacción cuando descubrió los vínculos del confidente Rafa Zouhier y las informaciones que había proporcionado sobre la venta de 150 kilos de explosivos por parte de los asturianos Antonio Toro y José Emilio Suárez Trashorras con el 11-M. El oficial señaló que nadie se acordó el 11 de marzo de 2004 de aquella información sobre la venta de explosivos procedentes de Asturias. En tal caso, "quizá el proceder habría sido otro".

El capitán Paris reconoció, como ya hiciera en su momento el alférez Trigos, controlador del confidente Rafa Zouhier, que el 27 de febrero de 2003, es decir, un año antes de los atentados supieron por éste que "en la calle Juan Ochoa, 21, de la localidad de Avilés reside Antonio Toro Castro (71.877.778) el cual posee 150 kilos de Goma 2 enterrados en algún lugar de Avilés o sus proximidades, por lo que está buscando compradores. El socio de éste es Emilio , novio de la hermana de Antonio, y que trabajó como vigilante de seguridad en alguna mina de la zona".

Paris declaró a preguntas del abogado Manuel Murillo que recuerda perfectamente la nota en la que dieron cuenta a Asturias de que "Toro y alguien más están en disposición de vender explosivos e incluso de cambiarlos por cocaína". Zouhier les informó el 6 de marzo de 2003 que Toro y Trashorras habían venido a Madrid y que ofertaban explosivos. Esos datos se comunicaron de nuevo a la Comandancia de Asturias por correo electrónico.

"Luego la información se amplió un poco más con la visita que se hizo a otro preso de la cárcel de Villabona [Ignacio Fernández, Nayo], que fue el primero que habló de que Toro podía poseer 150 kilos de explosivos", manifestó el capitán.

El oficial aseguró que el trabajo de la UCO, en cuanto que órgano de obtención de información, se terminó en cuanto transmitió los datos a la Comandancia de Asturias para que se investigasen los hechos.

"Cara de sorpresa"

Preguntado si tras los atentados del 11-M no los relacionaron con las notas informativas remitidas a Asturias un año antes, Paris afirmó: "En absoluto. Si lo hubiese pensado quizá el proceder hubiera sido otro, hubiéramos detenido a Rafa en ese momento, no sé. Nadie se acordó en aquel momento que este señor era el que nos había dado la información de Asturias. Lo empezamos a intuir y a mirarnos con cara de sorpresa cuando vimos que la policía quería buscarlo y que había un tal Toro y un tal Trashorras por medio. Entonces, evidentemente, nos echamos las manos a la cabeza".

Su subordinado, el guardia I-11326-U, conocido por su nombre en clave Paco, compañero del alférez Trigos, aseguró que ellos se dedican a la delincuencia, pero que de terrorismo no saben nada.

Preguntado si Rafa Zouhier proporcionó algún dato que hubiera podido llevar a impedir los atentados el agente, muy nervioso respondió: "Teniendo en cuenta que aportó los datos de las dos personas de Asturias con un año de antelación, pues... si hubiera una operación, pues... no soy capaz de decir si se hubiera podido evitar o no se hubiera podido evitar".

Delito de encubrimiento

Durante la sesión de ayer, el presidente del tribunal anunció que deducirá testimonio por presunto delito de encubrimiento contra el testigo protegido L-61, amigo del asturiano Nayo, del que dijo que podría localizarlo, cuando resulta que se encuentra en busca y captura por su implicación en la denominada Operación Pípol, en la que fueron condenados Trashorras y Toro.

También declaró como testigo Safwan Sabagh, un pollero de Valencia, amigo de Allekema Lamari, uno de los suicidas de Leganés. Sabagh aseguró que en una conversación que mantuvo con Lamari el 27 de marzo de 2004, le informó de que la policía había preguntado por él y dijo que tuviera cuidado. "No te preocupes, no me cogerán vivo", asegura el testigo que le respondió el que había sido uno de los líderes de la célula que cometió el atentado y que unos días después se suicidaría en Leganés junto con otros seis terroristas.

Durante la sesión de ayer no comparecieron al juicio varios testigos de los que estuvieron imputados y finalmente no fueron procesados, en concreto Pablo Álvarez Moya, Soufiane Raifak, Rachid Bendoura y Khalid Zeimi Pardo. El tribunal ordenó que los testigos sean citados de nuevo con apercibimiento de ser detenidos.