Se suicida en una comisaría de Cádiz un hombre sospechoso de matar a su esposa

Primero, la policía encontró el pasado jueves el cadáver de una mujer dentro de una maleta. Se trataba de una joven venezolana, Betsabé Allaín Robles, de 22 años. Dos días después, su esposo, Juan Miguel Vilar, gaditano de 26 años, fue detenido e ingresado en los calabozos de la comisaría de El Puerto de Santa María (Cádiz) como sospechoso de la muerte de su esposa. Finalmente, ayer el hombre se ahorcó con su propia indumentaria. Los agentes descubrieron que se había quitado la vida cuando, sobre las 3.45 del domingo, entraron en el calabozo para ingresar a un nuevo detenido.

El cuerpo del fallecido se desplomó en el suelo cuando los efectivos abrieron la puerta. Pese a los intentos de reanimación por parte de los servicios de emergencias del 061, el hombre ya había muerto. Juan Miguel Vilar llevaba en el calabozo de la comisaría portuense desde las 23.10 del sábado, momento en que los policías, después de interesarse por su estado, lo dejaron en la celda para que pasara la noche. El detenido había sido sometido poco antes a un largo interrogatorio, de más de ocho horas, en el que había estado acompañado por sus abogados.

El joven, vecino de Cádiz, había sido detenido como sospechoso de la muerte y posterior inhumación de la venezolana Betsabé Allaín Robles, de 22 años, con quien estaba casado. Los restos de la mujer habían aparecido dentro de una maleta, enterrada en un pinar del término municipal de Puerto Real (Cádiz) junto a la autopista Cádiz-Sevilla.

Tras determinar la identidad de la víctima, la vivienda del sospechoso fue registrada por orden del juzgado. Según explicó la Policía Nacional, durante el registro de su casa, Vilar realizó algunas declaraciones "espontáneas" que reforzaron las sospechas de su implicación en el caso.

La autopsia ha determinado que la muerte de Betsabé Allaín Robles, que se produjo por golpes, tuvo lugar entre cuatro y seis meses antes del hallazgo del cuerpo. Fue precisamente hace seis meses, el 9 de octubre de 2006, cuando el marido denunció su desaparición. Cuatro días después retiró la denuncia porque, según explicó entonces, había visto a su esposa en Sevilla y ella le había anunciado que no quería volver a tener relación con él.

Sin embargo, semanas más tarde la madrina de la víctima, que reside en Parla (Madrid), volvió a alertar a la Policía Nacional porque su familia no había vuelto a tener noticias de la venezolana.

Betsabé Allaín Robles y Juan Miguel Vilar se habían casado en Cádiz en mayo de 2006, tras una relación a distancia que iniciaron en un chat de Internet.

Ha sido un vecino de Puerto Real quien, seis meses después de la denuncia de la desaparición de la joven venezolana, ha arrojado luz a la investigación con su hallazgo fortuito. Mientras caminaba por un pinar en busca de leña dio con una maleta semienterrada en un terraplén junto a la autopista AP-4, a la altura del kilómetro 99. El hombre, extrañado, comentó su descubrimiento en la cercana venta de El Algarrobo. Fue allí donde dos agentes policiales, que acudieron a tomar café, conocieron la historia del vecino. Éste aseguró además que ya en enero había encontrado en el mismo lugar una pala, que se llevó a su casa sin darle entonces ninguna importancia.

La maleta, en la que posteriormente se descubrió el cuerpo de la joven, quedó al descubierto después de las fuertes lluvias de los últimos días, que habían removido la tierra que la cubría. Por los resultados de la autopsia, que determinan que la muerte ocurrió entre seis y cuatro meses atrás, la bolsa podría llevar enterrada desde poco después de la desaparición de Betsabé Allaín Robles.

Se trata de una pequeña maleta, de alrededor de un metro de largo, en la que había sido introducido el cuerpo con una forzada postura fetal. Pese a encontrarse cerca de la carretera, la zona en que estaba enterrada es poco frecuentada, una finca rústica, en la que apenas se levantan algunas viviendas diseminadas.

La investigación debe determinar ahora el escenario de la muerte, ya que el paraje de Puerto Real en el que ha sido hallado el cadáver parece ser sólo el lugar elegido para ocultar el cuerpo.

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