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Reportaje:

De Jaén a Marsella

La ONG En Famille International promueve intercambios lingüísticos entre menores europeos

Ginés Donaire

José Luis y Jonathan, ambos de 11 años, tienen culturas y mundos diferentes, pero se han unido por un objetivo común: el interés por aprender idiomas. El primero vive en un pequeño pueblo de la campiña de Jaén, Arjonilla, y el segundo procede de la ciudad de Marsella, en el sur de Francia. Un programa de intercambios lingüísticos auspiciado por la organización En Famille International les ha permitido conocerse y aprender juntos un segundo idioma, distinto al de su país de procedencia. Primero fue José Luis el que se desplazó a tierras francesas y ahora es Jonathan el que hace sus pinitos de español en tierras jiennenses.

En Famille International es una organización sin ánimo de lucro que, desde 1978, promueve intercambios lingüísticos de niños entre nueve y 13 años. La filosofía del programa es que los dos niños vivan juntos y escolarizados durante un año, seis meses -de septiembre hasta febrero- en un país y otros seis -de marzo hasta agosto- en el otro país. En el caso de José Luis, ha sido decisiva la tradición familiar para que se enrolara en esta experiencia educativa. Una hermana suya ya participó de estos intercambios y, con anterioridad, la familia de su madre había pasado por el Liceo Francés.

"Cuando regresa a España, ya habla francés casi perfecto", explica el padre de José Luis
"Te abre la mente, te hace más sociable y fomenta la integración", dice un ex alumno

"El primer intercambio es el más difícil, pues es donde los chicos han de adaptarse a vivir fuera de su casa", explica Juan García, padre de José Luis, que recuerda cómo su hijo "lo pasó mal" los primeros días, aunque cree que el esfuerzo ha valido la pena: "Cuando regresa a España, ya habla francés casi perfecto". Ahora, José Luis y Jonathan asisten juntos al mismo colegio de Arjonilla, como antes lo hicieron a uno de Marsella. "No suele haber problemas de adaptación por la colaboración de los centros, aunque suelen ser alumnos con un buen nivel cultural", asegura Olivier Doxaran, director en España de esta organización.

Más de 1.400 chavales se han beneficiado ya de estos intercambios. "Son niños que han vivido una maravillosa experiencia humana, una amistad para toda la vida entre dos niños y entre dos familias de país y de cultura diferentes", agrega Doxaran. En su opinión, "la voluntad de promover el aprendizaje de las lenguas contribuye no solamente a crear vínculos entre los ciudadanos europeos, sino a reforzar también el sentimiento de pertenencia a la Unión Europea". Esta teoría la apoya Juan García: "Este intercambio le ha fortalecido, antes era un niño más retraído y tímido y ahora ha aprendido a desenvolverse por sí mismo".

Uno de los primeros alumnos en participar de estos intercambios fue Ramón Costales, un asturiano de 27 años que hace 15 años estuvo en Burdeos de la mano de la organización En Famille International. "El primer mes no entiendes nada; el segundo, aprendes a comprender cosas; el tercero, ya hablas frases cortas, y el cuarto, ya hablas el idioma", indica Ramón, que trabaja como jefe de logística en una empresa de alta tecnología en Guadalajara.

El hecho de hablar tres idiomas -español, francés e inglés- ha sido decisivo en su trayectoria laboral. También él cree que un intercambio lingüístico a esa edad tiene mucho de positivo: "Te abre la mente, te hace más sociable y fomenta la integración". En su caso, mantiene desde entonces una gran amistad con Ion, un chico francés que estuvo en su casa aprendiendo español y que ahora está en una ONG en el extranjero.

La organización En Famille International cobra 2.000 euros a cada familia, un dinero con el que financian los intercambios, realizan funciones de verificación lingüística y, si hay un problema de adaptabilidad, intervienen. Pero las normas son bastante estrictas: sólo dejan que el chico hable una vez a la semana con sus padres, no le dejan recibir visitas durante los seis meses de estancia en el extranjero y el chico no asiste a la misma clase adonde va su pareja en el intercambio.

En Famille International, cuya sede está en la ciudad francesa de Sariñac, empezó haciendo intercambios con Alemania, Inglaterra, Irlanda, Canadá y Estados Unidos, pero ahora ha impulsado los intercambios con países de habla hispana, principalmente con España. Este año van a hacer 70, implicando así a 140 familias de distintos países de la Unión Europea.

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