Diario de un monumento de cristal
Se cumple un mes de la inauguración del monumento del 11-M: así se hizo
Desde que abrió sus puertas el pasado 11 de marzo hay gente a todas horas en la habitación azul de la estación de Atocha. Sólo en los dos primeros días, 10.000 personas cruzaron esa puerta de cristal que separa dos mundos. Todos ellas, y muchas más que siguen haciendo cola para entrar estos días, se adentraron en el vacío. En este caso, un vacío creado por y para las 192 víctimas del brutal atentado islamista que sacudió Madrid el 11 de marzo de 2004.
El reguero de gente es constante: familias, ejecutivos y ejecutivas con maletín, estudiantes, personas mayores, viajeros de todo tipo... "Es espléndido. Esos ladrillos de cristal macizo simbolizan tanto......simbolizan entereza, transparencia, pureza, y sobre todo fuerza, mucha fuerza, como la sacó Madrid aquel día. Impresiona. Hay gente que dice que no es bonito y llamativo... sólo puedo decirles que no saben apreciarlo, hay que mirar más allá", comenta una estudiante a quien "rozó" el brutal atentado.
"Está logrado", dice Jesús Ramírez, vicepresidente de la Asociación de Víctimas del 11-M. "Pero echamos de menos reconocimientos en los otros puntos afectados por el atentado: El Pozo, Santa Eugenia...", añade.
Sus ideólogos: Esaú Acosta, Raquel Buj, Miguel Jaenicke, Mauro Gil-Fournier y Pedro Colón de Carvajal, cinco estudiantes de Arquitectura que ya han hecho historia y a los que, sin embargo, sólo se conoce por su estudio FAM (Fascinante Aroma de Manzana). Ahora no dejan de conceder entrevistas por todo el mundo. Han conseguido que este monumento no deje a nadie indiferente.
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