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Reportaje:

El sueño del arte

EL PAÍS lanza el próximo 22 de abril la colección de libros Taschen de los mejores pintores de la historia

A Robert Hughes, el reconocido crítico de arte de la revista Time, tras un brutal accidente de coche que sufrió en 1999 se le aparecían obsesivamente los monstruos que pintara Goya dos siglos atrás. "Casi siempre soñaba con Goya", confiesa Hughes, que se topaba con el autorretrato que el pintor hizo en 1794, un majo algo achulado. Para matar los fantasmas, Hughes decidió escribir la biografía de Goya (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, 2004), el genial pintor que abrió las puertas a la modernidad artística en España.

Pero Francisco de Goya (1746-1828) fue también el pintor de las mujeres, el hombre que hizo de su retrato de la duquesa de Alba el retrato también de la sociedad española de aquel tiempo, una verdadera obra maestra. Goya repasó en sus pinturas todos los prototipos de mujer de la época: las trabajadoras, las charlatanas, las majas y las damas selectas de la sociedad, por cuyas capas nobles o miserables se paseó el pintor aragonés. Goya exalta a las mujeres en sus cuadros, impone su presencia. El maestro es también ejemplo de independencia con relación a los convencionalismos. Defensor de la Ilustración en una España francamente poco ilustrada, refleja los más escondidos rincones de su mente en los aguafuertes que produjo a la manera de Rembrandt, aquellas estampas llenas de brujas y supersticiones. Como también hiciera Rembrandt (1606-1669), Goya nos legó un minucioso registro de su vida en su serie de autorretratos y no desdeñó ninguna oportunidad para llegar hasta lo más hondo de la belleza y de la mismísima fealdad.

Monet (1840-1926) soñaba también. Lo hacía al representar figuras en un paisaje, pintándolo del natural. Igual que Manet (1832- 1883), que abrió brecha en la oleada revolucionaria para alejar los convencionalismos pictóricos. Pero Claude Monet quería observar los efectos cambiantes del sol, de la luz. Y cuando atrapó el sol despertando en una bahía a través de la neblina del amanecer, dio título sin quererlo al movimiento artístico con más garra: el impresionismo. Aunque ya siglos antes, el holandés Vermeer (1632-1675) había logrado atrapar el suave reflejo de la luz en una pared en su delicada Vista de Delft.

Van Gogh (1853-1890), Gauguin (1848-1903) y Matisse (1869- 1954) empujaron un poco más el carro del arte hacia el abandono de las sutilezas y el gusto por los colores fuertes, de "bárbaras armonías", hasta llegar, como lo hizo Cézanne, a traducir la naturaleza en objetos sólidos, en cubos, conos y cilindros, testigo que recogió un joven Picasso que cambió todo el arte del siglo XX.

El sueño de cualquier coleccionista sería lograr formar una colección de arte con las grandes obras de la historia. Con esa idea, EL PAÍS inicia a partir del próximo domingo, 22 de abril, lo que será la mejor colección de pintura privada que pueda imaginarse. Treinta y un libros de los grandes genios, editados por Taschen, forman una antología del arte única. Para abrir boca, Goya, un genio entre los genios, en un libro que muestra las grandes obras del pintor español (el domingo 22 al precio de 1 euro). Y para cambiar de registro, la segunda entrega, el próximo lunes 23 de abril, Monet, el francés que pintó los nenúfares y la vegetación de su jardín de Giverny como nadie; y el martes 24, Andy Warhol. Los libros se venderan con EL PAÍS cada lunes y martes hasta el 31 de julio al precio de 4,95 euros

"Si un libro se puede hacer siempre bien, ¿por qué hacerlo mal? El éxito de un libro donde está es en la presentación... Muchos hacen libros de arte como si se tratara de sesudos estudios arqueológicos". Con ese espíritu práctico, Beneditkt Taschen, el creador de la editorial del mismo nombre, ha publicado desde hace años los más bellos ejemplares dedicados al mundo del arte. En sus colecciones, que rompieron el mercado por su bajo precio, se encuentran todos los grandes nombres de la pintura, de Goya a Warhol, pasando por Rembrandt, Velázquez, Vermeer, Botticelli, Caravaggio, Renoir, Picasso, Gauguin, Modigliani o El Greco. Magníficamente ilustrados, escritos en un lenguaje claro y con biografías que ayudan a comprender al personaje, han enseñado desde hace un tiempo a amar el arte a infinidad de nuevos lectores. Serán estos libros (en tapa flexible, con un formato de 18,5 - 23 centímetros y 96 páginas) las mejores guías para formar una colección única.

<i>La gallina ciega</i>, de Francisco de Goya.
La gallina ciega, de Francisco de Goya.

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