El sujeto pasivo
Ahora que parece que estamos más sensibilizados en nuestra sociedad con que el lenguaje no discrimine a la mujer, que sea tratada teniendo en cuenta la perspectiva de género, sería conveniente analizar otros aspectos del lenguaje con respecto a los ciudadanos en general.
En el mundo de la empresa, desde hace unos años, a los empleados se ha pasado de llamarnos "personal" a llamarnos "recursos humanos". Ahora hay un director de recursos humanos, ya no es simplemente un jefe. Lo de humanos no me parece mal, porque no cabe duda de que lo seamos; lo que pasa es que llamarnos recursos, nos pone a la altura de las mercancías o del dinero, que también son recursos en las empresas.
El otro día, al presentar un escrito en un centro oficial y preguntar dónde tenía que firmar, me señaló la funcionaria que aquí, donde pone "el sujeto pasivo". Y pensé: si soy sujeto y además pasivo, aquí no hay quien se mueva. Vamos, que más bien parece que los únicos que se muevan sean los de la Administración.
Bien es verdad que cada uno de nosotros somos muchas cosas a la vez: para Hacienda somos el contribuyente; para Tráfico, el conductor; para el banco o la caja de ahorros somos el titular; para las compañías de suministro de agua, gas o electricidad, el usuario... y así un largo etcétera.
En cualquier caso, sería una buena práctica que alguien determinara un estudio en profundidad, hecho de manera transversal, en la Administración y, por extensión, en el mundo empresarial para eliminar o cambiar algunas "coletillas" en la forma de llamarnos al resto de la Humanidad.
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