El terror de Al Qaeda golpea en Argel
Varios atentados con coches bomba causan 30 muertos y unos 200 heridos en la capital argelina
Al Qaeda devolvió ayer Argel a sus años más sangrientos. De nuevo en un día 11, los islamistas radicales atacaron con potentes coches bomba la propia sede del Gobierno y del Ministerio del Interior, así como una comisaría de policía. Al menos 30 personas fallecieron y más de 200 resultaron heridas, según el recuento inicial que proseguía anoche. Durante toda la jornada, las columnas de humo primero y el ulular de sirenas de ambulancias y la policía después sumieron a la capital magrebí en un estado de excepción de facto. La oleada de explosiones y la demostración de fuerza de los terroristas pone de relieve el recrudecimiento de la violencia en el Magreb después de que los salafistas argelinos se proclamasen "vasallos" de Al Qaeda.
"Creí que se trataba de un terremoto, parecía el fin del mundo", relataba un funcionario
La televisión árabe Al Yazira informó de que la rama magrebí de Al Qaeda había reivindicado los atentados. Poco después, la rama de Bin Laden en el norte de África colocó en una página web islamista las fotografías de los tres supuestos terroristas suicidas que habían lanzado ayer sus coches bomba en Argel. En la citada nota, Al Qaeda jura no descansar hasta liberar "la tierra del islam desde Jerusalén hasta Al Andalus". La primera explosión devolvió a Argel a los peores tiempos de la guerra civil larvada que padeció en la década de los noventa, cuyo balance de víctimas mortales oscila entre las 150.000 y las 200.000.
La onda expansiva destruyó el puesto de vigilancia y la fachada del Palacio del Gobierno. Por primera vez desde hace cuatro meses, los terroristas del Grupo Salafista de Predicación y Combate, ahora denominado Al Qaeda del Magreb Islámico, habían conseguido golpear en la capital. Los servicios de Protección Civil argelina contabilizaron al menos 16 muertos y más de 140 heridos.
Al volante del coche que estalló en ese aparcamiento vigilado se encontraba presumiblemente un terrorista suicida. La policía dio a entender que fueron varios kamikazes los que estamparon sus coches contra los edificios oficiales.
Un agente de policía aseguró que un vehículo Renault Clio cargado con 150 kilos de dinamita se había lanzado a toda velocidad contra el puesto de control del recinto gubernamental, después de haber dado una vuelta completa a la rotonda del acceso principal.
"¡Quiero saber qué le ha pasado a mi hermano, que estaba de guardia!", gritaba una mujer entre gemidos, según un testimonio recogido por France Presse. "Creí que se trataba de un terremoto, parecía el fin del mundo", relataba un funcionario del Palacio del Gobierno.
En Bab Ezzouar, una barriada de bloques de edificios altos situados en el camino del aeropuerto de Argel, estallaron tres coches bomba. Uno hizo añicos unas instalaciones de Sonelgaz, empresa pública de energía, y los otros dos destrozaron parte de la comisaría del barrio. En pleno caos una cercana universidad fue también evacuada. Protección Civil contabilizó 14 muertos y más de 60 heridos en Bab Ezzouar. "¡Que Dios nos proteja!", lloraba desconsoladamente una mujer ante la visión de los daños sufridos por su vivienda.
La violencia terrorista ha matado desde principios de año en Argelia a cerca de 200 personas, según datos que maneja la prensa argelina. Casi la mitad de ellas han muerto en los 11 primeros días de este mes de abril.
Testigo privilegiado de la primera explosión, que se produjo ante sus ventanas, el primer ministro argelino, Abdelaziz Beljadem, se apresuró ayer a denunciar esos "crímenes cobardes". Recordó que la inmensa mayoría de los argelinos "aspiran a la reconciliación nacional". Beljadem aludía a la política de mano tendida a cambio de la renuncia a la violencia puesta en marcha en 2005 por el presidente Abdelaziz Buteflika, que, a juzgar por el escaso número de terroristas que han entregado las armas, no ha dado los frutos esperados.
El grueso de la lucha entre el Ejército y los terroristas se desarrolla en las montañas de la Cabilia, al este de la capital argelina. En Argel no se había producido ningún atentado desde que, el 10 de diciembre, los salafistas ametrallaron un autobús de una filial de la empresa estadounidense Halliburton. Un argelino murió y los empleados anglosajones que viajaban a bordo resultaron heridos. Con anterioridad, en octubre, dos coches bomba estallaron ante sendas comisarías de los suburbios de Argel causando tres muertos.
Uno de los objetivos de las autoridades argelinas, expuesto por Ali Tounsi, el director de la policía argelina, era blindar la capital con el despliegue de más fuerzas de seguridad. Aparentemente no lo ha conseguido. La medida anunciada por Tounsi formaba parte de un plan de erradicación del terrorismo puesto en marcha tras la aparición de Al Qaeda del Magreb Islámico.
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