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La corriente más internacionalista, abierta y feminista

Pobre Jackson Pollock. Se lanzó de cabeza a la destrucción de la pintura pensando que ya no había nada más. Jack the Dripper (goteador), el primer artista americano que se hizo realmente famoso, no vivió para ver que su obra, con una nueva escala que socavaba la autonomía del lienzo como objeto para transformarlo en un entorno, aparecería como génesis de las carreras de otros artistas. El grupo Gutai, el nouveau réalisme, los happenings, el accionismo vienés o la escultura preformativa de los sesenta y setenta cartografiaron el territorio extremadamente complejo del legado expresionista, donde el sonido, el movimiento, la gente, los olores, el tacto, la comida, las luces de neón, tres golpes en la puerta o un simple rasguño constituían un material para el nuevo arte.

Pero fueron los artistas fluxus los más extremos e inadaptados. Bautizado en Wiesbaden (Alemania Occidental) por George Maciunas, en 1961, Fluxus fue el "no movimiento" artístico más subestimado de los sesenta. Con todo, fue más abierto e internacionalista -y más feminista- que cualquier otra vanguardia, desde el dadaísmo y el constructivismo ruso. Su desarrollo fue paralelo al pop art y al minimalismo en Estados Unidos. Maciunas, que escogió la palabra "flujo" después de poner un cuchillo al azar sobre un diccionario, se apoyó en la definición de Henri Bergson para argumentar que nuestra experiencia del mundo no se da momento a momento, sino en un flujo imparable, como cuando escuchamos música.

Catarsis

Pero más allá de estas connotaciones filosóficas, los artistas fluxus asociaron sus trabajos con el proceso fisiológico de la catarsis corporal y descarga de excrementos, y con el proceso científico de transformación molecular y fusión química, una verdadera bomba atómica sobre el arte retiniano, el marco institucional y las formas de distribución del objeto artístico. Nada menos utópico. Nada más traumático. Fluxus trató de borrar las últimas distinciones existentes entre el readymade (un objeto banal sacado de su contexto habitual) y los medios empleados para abstraerlo de su nicho cotidiano, desmantelando su magia y desprofesionalizando al artista-burgués.

La antimasculinidad y el activismo de Fluxus tuvo su mejor acción en Vagina Painting, de Shigeko Kubota, ejecutada en 1965 en Nueva York. En ella, se observa a la artista aplicando pintura de color rojo en una hoja de papel colocada en el suelo. Lo hace con una brocha colgada entre sus muslos, subvirtiendo la visión heroica y viril de los gestos pictóricos de Pollock mediante un único gesto escandaloso. Otro autor, George Brecht, creó el drip music a partir de los "acontecimientos" de John Cage, con las siguientes instrucciones "para uno o varios intérpretes": "Una fuente con agua que gotee y un recipiente vacío se disponen de tal forma que el agua caiga en el recipiente. Segunda versión: Goteo".

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