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"Pensé unas cien veces en tirarme al agua desde el crucero"

Caos en el rescate del barco 'Sea Diamond' frente a la isla griega de Santorini

Laura Toledano estaba tomando fotografías desde la cubierta del Sea Diamond mientras el crucero realizaba maniobras de fondeo frente a la isla griega de Santorini cuando notó "un golpe fuerte seguido de un crujido". El barco, de 140 metros de eslora, acababa de impactar contra un arrecife y en las siguientes horas viviría el aparatoso rescate de los 1.151 turistas (incluidos 112 españoles) y 391 tripulantes a bordo.

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"Tardaron varias horas en sacarnos. Durante ese tiempo pensé unas cien veces en tirarme al agua, aunque también era difícil, ya que los chalecos salvavidas estaban en los camarotes y no podíamos acceder a ellos", relató Enrique Alonso, marido de Laura, a su llegada el viernes a Madrid. Alonso criticó el procedimiento de evacuación realizado por el crucero, propiedad de Louis Cruiser Airlines: "Fue un caos. No se podían bajar las dos lanchas de salvamento de la cubierta porque no había electricidad y cuando lo consiguieron, como el barco estaba escorado, golpeaban con el lateral". El hijo de ambos, Enrique, se fracturó una mano en la colisión.

Parte del pasaje abandonó el crucero por las escaleras de emergencia para acomodarse en botes salvavidas hasta llegar a tierra firme. Poco después del impacto fueron llegando barcos de apoyo. "Uno que transportaba un camión de basuras entre las islas abrió la rampa de acceso, donde pusieron unas colchonetas para los pasajeros", relató Alonso.

Catorce horas después de encallar, ya en la madrugada del viernes, el Sea Diamond se hundía en una zona de 240 metros de profundidad y a una milla náutica de Santorini.

Los equipos de rescate seguían buscando ayer a dos desaparecidos tras el hundimiento: Jean Christophe, de 45 años, y su hija Nayd, de 16, ambos franceses, quedaron atrapados en una cabina de un piso inferior, donde se encontraban cuando se produjo el choque contra el arrecife.

Los primeros intentos por rescatarlos comenzaron 24 horas después del accidente, una vez que el resto de los ocupantes estaban a salvo.

La colisión del Sea Diamond ha tenido más consecuencias. Las autoridades de la isla han tomado medidas para frenar la marea negra que se formó en el mar Egeo debido al escape de parte de las 450 toneladas de combustible de los tanques del crucero. Los barcos de limpieza trabajan en la zona para deshacer las manchas negras, que superaban un radio de 100 metros.

El suceso podría tener un gran daño ecológico y económico para la turística isla griega.

Las autoridades locales anunciaron su intención de querellarse contra la compañía propietaria del crucero por contaminación del mar. La Fiscalía de la isla de Naxos, al norte de Santorini, ha presentado cargos por negligencia contra el capitán del crucero y otros cinco oficiales, que han quedado en libertad, por su responsabilidad en el accidente. Además de la acusación de negligencia, deberán de responder por violar las leyes de seguridad de navegación y contaminación.

El fiscal considera que el capitán se apresuró para acercarse al muelle de Santorini y obtener un lugar privilegiado para desembarcar a los viajeros. También se le acusa de tardar 40 minutos en informar a la Capitanía Marítima de la colisión contra el arrecife, según relataron los ocupantes y miembros de la tripulación, quienes afirman que fueron ellos los primeros en avisar a las autoridades del accidente.

Enrique Alonso, uno de los pasajeros del crucero <i>Sea Diamond,</i> habla con los periodistas a su llegada a Barajas.
Enrique Alonso, uno de los pasajeros del crucero Sea Diamond, habla con los periodistas a su llegada a Barajas.EFE

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