"Hay mucha costa y muchos visitantes"
Francisco Aranda (Madrid,1950) es el Marshall McLuhan del Cuerpo Nacional de Policía. El máximo responsable de la Unidad de Cooperación Policial Internacional ha tomado buena nota de las enseñanzas de uno de los grandes visionarios de la sociedad de la información y no duda en aplicar el concepto de "aldea global" al mundo de los malos. "Hoy por hoy, el mundo se ha hecho más pequeño para los delincuentes, que se mueven con facilidad por la globalización, y más grande para los policías que hemos de buscar en más países. No es que se haya puesto la cosa más fácil a los malos sino que debemos ser conscientes de la época actual y trabajar con ello", mantiene.
Precisamente por esto, el comisario Aranda, que además es el único policía español presente en el Comité Ejecutivo de Interpol, se tomó como un "empeño personal" la celebración de unas jornadas de formación sobre cooperación internacional en la Costa del Sol, celebradas hace dos semanas. "Hay mucha costa y muchos visitantes, y aquí se han hecho muchas extradiciones temporales y entregas", contó a los asistentes, entre los que se encontraban policías con los que ha trabajado en diferentes operaciones.
"El mundo es más grande para la policía y más pequeño para los delincuentes"
El comisario global es amable. Plasma de forma rápida y clara sus ideas y demuestra que tiene tablas para hablar en público.
En sus 37 años como policía ha trabajado en diferentes grupos de investigación, algunos especializados en tráfico de drogas y terrorismo. En la pechera de su uniforme luce un verdadero panel de felicitaciones. Según su currículo, domina el inglés, el francés y el italiano.
La unidad a su cargo, con sede en Madrid, es como una pequeña Arca de Noé en la que hay destinados agentes de la guardia civil y policías de otros países. "Tratamos de promover operaciones conjuntas, creemos que aunar esfuerzos es mejor que parcializar".
Tanto él, como los miembros de la compleja unidad a su cargo tuvieron mucho que enseñar en los dos días de las jornadas celebradas en Málaga. "Cuando se creó la agrupación de Interpol, Europol y Sirene, pusimos a pleno rendimiento un centro de comunicaciones internacionales disponible para los miembros de las tres organizaciones a cualquier hora. Y estamos refiriéndonos a los países de la Unión Europea y 186 a nivel mundial".
Desde allí canalizan y reciben peticiones internacionales de información sobre el estado de un objeto, una persona o un coche durante las 24 horas. Sus respuestas acarrean actuaciones inmediatas, por eso es muy importante, "verificar y confirmar los datos". Un problema de actualización o un cambio de circunstancias pueden conducir a una detención equivocada.
La rapidez de la respuesta depende del país implicado. "No es lo mismo pedir determinadas cosas a unos países con mejores infraestructuras que otros, pero hay que intentarlo. Para eso estamos", comenta.
Pero el trabajo que acometen no es sólo de oficina, también participan en actuaciones humanitarias. Hace dos semanas salvaron la vida de una persona que amenazaba con suicidarse a través de una cámara web. Unos internautas españoles vieron como el hombre, que estaba en otro país de la Unión Europea, sacaba un arma y se apuntaba la cabeza diciendo que se iba a matar porque su esposa le había dejado. "Avisaron al 091, que se puso en contacto con nosotros, y llamamos a la policía del país. Al mismo tiempo conseguimos una línea de contacto con él y uno de los operadores le estuvo hablando hasta que llegó la policía". Hubo un final feliz.
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