"Detrás de nosotros estamos ustedes"
Pintan bastos para las comunidades cristianas de base y sus pastores. El papa Ratzinger lo dijo el martes 13 del mes pasado, en la exhortación-resumen del último sínodo de los obispos celebrado en Roma en octubre de 2005, el primero presidido por Benedicto XVI. El Papa que llegaba de presidir la inquisición romana dibujó allí una Iglesia devastada por los jabalíes del relativismo, y cercada por políticos que buscarían, según él, proscribir absolutamente a Dios de la vida social. La solución, dijo Ratzinger el 13 de marzo pasado, es la lucha ideológica, la intolerancia con el error, el no diálogo. La primera víctima internacional de esa consigna ha sido el más famoso de los teólogos de la liberación, Jon Sobrino; en España, los curas de Vallecas.
Se veía venir, pero quedaba por saber cuándo llegaría el ajuste de cuentas y quién empezaría. Ha sido el cardenal Rouco, la roca principal del conservadurismo eclesiástico español. Ni el obispo auxiliar de Vallecas, taranconiano emérito, Alberto Iniesta, ni los curas rojos José María Llanos y José María Díez-Alegria, los jesuitas del Pozo del Tío Raimundo, están en situación de proteger. El Arzobispado de Madrid intentó ayer amortiguar el impacto de su decisión. No rectificará. La jerarquía de la Iglesia católica se toma tiempo para decidir, pero nunca retrocede. Ya pueden llover solidaridades con los curas desalojados, revueltas de vecinos, la indignación de los no creyentes en defensa de la libertad...
También fue sonada la rebeldía internacional por la execración de Juan Pablo II contra los hermanos Fernando y Ernesto Cardenal, ministros de la Nicaragua sandinista. "O jesuitas o ministros", dijo el Papa. No valieron protestas. Fernando Cardenal, ministro de Educación, dijo al Papa, antes de abandonar los jesuitas para no causar más problemas de los que ya tenían: "Es posible que esté equivocado, pero déjenme equivocarme en favor de los pobres ya que la Iglesia se ha equivocado durante muchos siglos en favor de los ricos".
El alegato del jesuita sandinista incluyó una frase del zapatismo mexicano: "Detrás de nosotros estamos ustedes". Ayer lo recordaba un teólogo vallecano, convencido de que la revuelta de las bases cristianas hará rectificar al cardenal de Madrid. Hermosa proclama, pero servirá de poco.
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