_
_
_
_
MUSEO DEL LOUVRE DE PARÍS | Un museo para el siglo XXI

La pirámide desbordada

El Museo del Louvre de París, tras la ampliación organizada en torno a la pirámide e inaugurada en 1989, pasó de tener 31.000 metros cuadrados dedicados a exposición a disponer de 60.000 que hoy son 68.000. El edificio en sí, con todos sus servicios, tiene 160.000 metros cuadrados. El mérito no es exclusivo de la pirámide concebida por Ieoh Ming Pei -una estructura de cristal de 21,64 metros de alto y 34,20 de base- sino de la posibilidad de recuperar un ala del palacio, hasta entonces ocupada por el Ministerio de Finanzas. La pirámide permitió organizar el flujo de visitantes. Fue pensada para una afluencia de cuatro millones de visitantes anuales, con "picos" ligados al domingo de entrada gratuita que hay cada mes y a una cierta estacionalidad del turismo. Hoy el número de visitantes que recibe el Louvre es de 8,3 millones y está en estudio, a cargo del mismo arquitecto, una nueva obra que permita que sean varios los puntos de ingreso al Louvre.

Más información
El Prado salta al futuro

El número de objetos expuesto es de 35.000, un 8% de los que pertenecen a las colecciones del museo. Las visitas guiadas se ofrecen en seis idiomas extranjeros, además del francés. Trabajan en el Louvre unas 2.200 personas, casi la mitad de las cuales dedicadas a cuestiones de seguridad y vigilancia.

Las ventajas ligadas a las obras de ampliación son obvias: mayor número de obras expuestas y mejor presentación de las mismas, mejor organización de los flujos de turistas, mayor espacio dedicado a los servicios comunes -auditorio, restaurantes, librería, tiendas, etcétera- y mayor racionalidad en los recorridos de los visitantes.

Los efectos no estimados y que tienen que ver con la mutación de la institución, pero también con cambios sociales, son el que hoy la demanda de los visitantes no sea tanto de mera información geográfica -¿dónde está determinada obra, cómo acceder a ella?- sino de mediación cultural. El ciudadano reclama explicaciones sobre el sentido de determinadas esculturas o pinturas, sobre ciertos símbolos culturales, precisiones de naturaleza iconográfica. Eso obliga a que los servicios de mediación cultural tengan que ser más numerosos y competentes y no estén situados únicamente en el vestíbulo del museo. La acogida tiende a ser más individualizada y de mayor nivel.

El Louvre, en 2006, organizó 17 exposiciones temporales y manejó un presupuesto de 188,6 millones de euros, de los cuales 110 provienen de una subvención del Estado y el resto son recursos generados por el propio museo. De los 8,3 millones de visitantes un 33% son franceses y el 67% extranjeros, de entre los cuales el 47% europeos, el 29% americanos del norte y un 19% asiáticos. Un 38% del total tiene menos de 26 años.

Ligado a las obras del Louvre está la obertura del Carrousel del Louvre, un espacio subterráneo que reúne 45 tiendas, 14 restaurantes, un teatro y cuatro grandes salas polivalentes de 7.500 metros cuadrados. En 2005 esas salas acogieron 77 manifestaciones de las cuales 22 eran salones, dos fueron congresos y el resto reuniones de empresas o desfiles de moda.

Al margen de sus contratos en otros países, alquilando sus fondos u ofreciendo su saber hacer, el Louvre tendrá antes de que acabe 2009 una antena o extensión en Lens, en el norte de Francia, concebida como un nuevo museo a la vez que como un "laboratorio de investigación" donde inventar lo que "aún no es posible en París".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_