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Entrevista:JUDI DENCH | Actriz

"Pienso en matices, nada es blanco o negro"

En la última edición de los Oscar, la actriz británica Helen Mirren se llevó la estatuilla por hacer de reina. Pero en Hollywood, cuando se piensa en la realeza es otro el nombre que suele venir a la mente. Se trata de Judi Dench. La actriz, nacida en York (Reino Unido) en 1934, se ganó la famosa estatuilla como actriz de reparto por dar vida, en menos de ocho minutos, a una soberana. Fue Isabel I en Shakespeare in love, su único Oscar hasta la fecha (ha obtenido seis candidaturas), aunque no el único papel de reina en la carrera de una actriz también nominada por interpretar a la reina Victoria en Mrs. Brown.

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El subtexto es la estrella

Esta mujer pequeña, de intensos ojos azules, que ya ha cruzado la frontera de los 70 años, no tiene ninguna intención de dejar lo que más ama, la interpretación. Por eso prefiere seguir cosechando sus éxitos en el escenario o en las pantallas. El estreno de Diario de un escándalo le ha valido no sólo una nueva candidatura a alguien que ya cuenta con todos los galardones dramáticos que Los Ángeles, Nueva York o Londres le pueden ofrecer, sino lo que más busca: variedad. Con el personaje de Barbara Covett, una profesora reprimida que utiliza para provecho propio, los devaneos de una compañera (interpretada por Cate Blanchett) con un menor, Dench afronta un papel amoral en una carrera hasta la fecha intachable no sólo en su calidad sino en su rectitud. "Me parece muy peligroso formarse una opinión del personaje que vas a hacer. Si te gusta o no. Por eso no lo hago. Nunca tengo una opinión propia de amor u odio hacia el papel. Más bien pienso en matices. Nada es blanco o negro. Ni tan siquiera Lady Macbeth se puede describir a base de blancos y negros. Por eso, en este caso pienso que se trata de una conducta rechazable, que quizá yo no acepte pero cuya razón de ser puedo llegar a entender", afirma con serenidad y convicción.

Pregunta. ¿Ha conocido alguna vez a alguien así?

Respuesta. Creo que todos hemos conocido a alguien así, a alguien que necesita calor, contacto humano, pero es incapaz de expresarlo o incluso de comprenderlo. Barbara se parece mucho a una persona que hace tiempo solía visitar a mi familia. Como ella, era una profesora que había perdido a su madre de niña y creció con una tía que también murió joven y tenía un perro que se había convertido en su hijo, hasta el punto de que cuando llegaba a casa su primera pregunta siempre era dónde iba a dormir el perro.

P. Pero esa soledad es difícil de imaginar en alguien como usted, casada durante más de 30 años...

R. De nuevo, ¿quién no ha sentido esa necesidad de cariño? Sin entrar en detalles personales, tras la muerte de mi esposo [el actor Michael Williams, fallecido en 2001] y después de 30 años casados y 39 desde que nos conocimos, las necesidades eran otras, pero te sigue faltando algo. Alguien que, simplemente, te dé un abrazo, o te tienda una mano cuando la necesitas. Una necesidad que puede convertirse en obsesión en este caso. Afortunadamente, yo tengo muchos amigos a mi lado, además de hija y nietos, pero ésa es mi vida.

P. Su carrera parece la excepción que confirma la regla cada vez que se habla de la falta de buenos papeles para las actrices una vez pasados los 40.

R. Supongo que tengo esa gran suerte. Trevor Nunn siempre se ríe de mí porque cuando me viene a felicitar la noche de un estreno me encuentra hecha un mar de lágrimas y diciendo que nunca más volveré a trabajar. Incluso cuando acabé Diario de un escándalo me desperté a media noche con la paranoia de que no tenía otro rodaje en perspectiva. Supongo que el hecho de participar en la versión musical de la obra de Shakespeare Las alegres comadres de Windsor no me parecía suficiente.

P. ¿De dónde emana su talento?

R. Yo te diría que es pura intuición animal. Al menos en mi caso. No creo que la interpretación se pueda enseñar, aunque sí se pueden enseñar técnicas dramáticas que perfeccionan tu trabajo. Tampoco diría que es un talento divino. Prefiero hablar de suerte, y en mi caso no puedo tenerlo más claro. Como ya he contado en otras ocasiones, yo iba a ser diseñadora de moda hasta que vi un diseño en la década de los cincuenta que me hizo darme cuenta de que nunca habría sido capaz de imaginar algo así. Así que como mi hermano era actor me metí a ello por accidente.

P. En el caso de su descubrimiento en Hollywood, la suerte tiene el nombre de Harvey Weinstein.

R. Hice alguna película antes de conocerle pero siempre diré que le debo a Harvey mi carrera cinematográfica. Él fue quien vio Mrs. Brown, un trabajo realizado para televisión, y decidió que se tenía que ver en cine. Yo había tenido lo que llamo una loca historia de amor con el cine estadounidense en los años 1958-1959, pero como todo amor loco a uno le entran dudas antes de revisitarlo 40 años más tarde. Gracias a Harvey estoy disfrutándolo de nuevo. He bromeado tantas veces con que me iba a tatuar su nombre en el trasero [risas] que por su cumpleaños le pedí a mi maquilladora que me hiciera algo parecido en otro sitio que le pudiera enseñar.

P.

Diario de un escándalo supone un cambio en la rectitud moral de sus personajes, pero no es el primer cambio en una carrera en la que pasa con la misma facilidad de interpretar reinas a personificar a M, la jefa de James Bond...

R. Ya van cinco Bonds y todos igual de adorablemente buenos. Daniel [Craig] es muy diferente de Pierce [Brosnan], pero ambos son muy buenos, digan lo que digan. Además, cada uno tiene su idea de James Bond y, no nos engañemos, nadie quiere cambiar de actor desde Sean Connery.

P. Menos usted, que siempre busca el cambio en sus trabajos.

R. Y me gustaría una carrera que fuera aún más diversa. Que alguien me pidiera que interpretara a una funambulista de circo que se cae o a alguien que sólo se viste con un traje de oso. Algo que dé la vuelta a ese tipo de mujeres elegantes que suelo interpretar.

P. Como la falta de estilo de la profesora de Diario de un escándalo.

R. Por ejemplo. Porque, además, elementos como la peluca que utilizo en este papel me dan el tiempo necesario todos los días para meterme en su piel y luego para salir de ella."Me parece muy peligroso formarse una opinión del personaje que vas a hacer" "No pienso que la interpretación se pueda enseñar, aunque la técnica la perfecciona"

Judi Dench, fotografiada el pasado mes de febrero en Berlín.
Judi Dench, fotografiada el pasado mes de febrero en Berlín.ASSOCIATED PRESS
Bárbara es una despótica y solitaria profesora que gobierna su aula con mano de hierro en una ruinosa escuela pública secundaria situada en Londres.Vídeo: ELPAIS.com

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