La violencia de los jóvenes de los suburbios irrumpe en la campaña electoral francesa
Una batalla campal en una estación de París despierta el fantasma de la revuelta de 2005
Autoridad, policía, inmigración. La campaña electoral francesa ha adquirido una textura áspera, dura, centrándose en temas que irritan y dividen. Los enfrentamientos entre jóvenes y policías durante ocho horas en una de las principales estaciones ferroviarias de París sirvieron ayer a la izquierda para certificar "el fracaso" de la política del ex ministro del Interior Nicolas Sarkozy. El candidato conservador contraatacó acusando a su rival socialista, Ségolène Royal, de "estar del lado de los delincuentes". El fantasma de la rebelión de las barriadas planeaba sobre Francia.
Un banal incidente en la Estación del Norte, en los pasillos que comunican las líneas de cercanías con las del metro, degeneró en una trifulca de grandes proporciones. Un hombre de 32 años, de nacionalidad congoleña, en situación irregular, fue detenido por agentes de la RTP, la empresa de los transportes públicos parisienses, por no tener billete. Se resistió e intentó escapar.
La llegada de policías antidisturbios para detenerle provocó la ira de numerosos jóvenes que contemplaron la escena y atacaron a los agentes. Ocho horas más tarde, casi de madrugada, el incidente se saldaba con numerosos daños materiales, nueve heridos y 13 detenidos, de los que cinco son menores de edad.
"La forma en que este incidente ha degenerado muestra el fracaso de la política de seguridad de Nicolas Sarkozy", dijo Royal. "Claro que los viajeros deben pagar su billete, pero que un simple control pueda degenerar en enfrentamientos tan violentos prueba que algo no funciona", dijo la candidata socialista. El portavoz del Partido Socialista (PS), Julian Dray, insistió en que lo sucedido "ilustra el clima de tensión que se ha instalado entre la policía y la población".
El centrista François Bayrou también se apuntó a las críticas a la gestión de Sarkozy en Interior. Los franceses, dijo, son víctimas de "un gran malestar", se sienten estigmatizados y "tienen la impresión de no estar siendo defendidos". La policía, añadió en una clara referencia al desmantelamiento de la policía de proximidad llevado a cabo por Sarkozy, debe recuperar su "función de prevención y acompañamiento social".
El candidato conservador no tardó en responderle con munición de gran calibre. "Si Royal quiere regularizar a todos los sin papeles, y si la izquierda quiere estar del lado de los que no pagan su billete en el tren, es su decisión, no la mía", dijo. "Yo no estoy del lado de los defraudadores, los tramposos, los deshonestos; estoy del lado de las víctimas", sentenció. Retomando uno de sus clásicos caballos de batalla, Sarkozy cargó sobre las espaldas de la izquierda la herencia de la revuelta de mayo de 1968, que, dijo, "ha llevado a tolerar lo intolerable". "Somos el único país del mundo donde se considera que no es normal arrestar a alguien porque no paga su billete", añadió.
Sarkozy acudió a la Estación del Norte por la mañana, justo después de que lo hiciera su sucesor en el Gobierno, François Baroin, a quien el presidente Jacques Chirac había pedido un informe sobre lo sucedido. Baroin, cuyo paso por Interior no debe durar más de seis semanas, anunció "una continuidad de la política" de su predecesor.
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