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Los candidatos franceses se disputan la bandera y el himno

Royal y Sarkozy rivalizan en la utilización de símbolos patrióticos en sus mítines

La campaña presidencial francesa se ha visto invadida por un agitar de banderas tricolores y cánticos patrióticos. La decisión de la candidata socialista, Ségolène Royal, de no dejar que Nicolas Sarkozy se apropie de la identidad republicana, incluida La Marsellesa, como tema central de sus mítines, está dando a esta campaña un aire insólito, especialmente para la izquierda. Sarkozy abandonó ayer el Gobierno. "Heme aquí libre, libre de ir hacia los franceses", dijo a los funcionarios del Ministerio del Interior en su despedida.

La salida del conservador Sarkozy junto a la de su portavoz de campaña, el titular de Sanidad, Xavier Bertrand, dio pie a la primera y previsiblemente última remodelación del Gobierno de Dominique de Villepin, cuya fecha de caducidad está señalada para el próximo 7 de mayo, el día después de la segunda vuelta que decida el nuevo presidente de la República. Como señalaban todos los rumores, François Baroin, de 41 años, hasta ayer titular de Ultramar, ocupará Interior y será sustituido por el diputado Hervé Mariton, de 48 años. A Bertrand le reemplaza el ministro de Asuntos de Seguridad Social, Philippe Bas, que compaginará ambas carteras.

Por la mañana, Sarkozy acudió al palacio del Elíseo para despedirse como ministro del presidente, Jacques Chirac, que la semana pasada apoyó explícitamente su candidatura. Luego, en una ceremonia en la sede de Interior, en la plaza Beauveau, el candidato de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) se despidió de los policías y gendarmes defendiendo su balance en este ministerio que ha dirigido durante cuatro años, en dos mandatos separados. "He intentado ser firme, porque lo exige el respeto de la ley, y también justo", dijo. Y defendió también su gestión durante la rebelión de las barriadas en el otoño de 2005, cuando durante semanas ardieron miles de vehículos después de que hubiera calificado a los jóvenes de estos barrios de "escoria".

Desde la izquierda se le recordó que su gestión, como mínimo, es discutible. El descenso del número total de delitos viene acompañado por un considerable aumento de los casos de violencia contra las personas. "La violencia contra las personas, las agresiones físicas, nunca han alcanzado un nivel tan alto; nunca ha habido tantos coches incendiados; nunca hemos conocido tres semanas de revueltas urbanas en nuestro país", dijo el primer secretario del PS, François Hollande. "Éste es el balance" de Sarkozy, zanjó.

Para Royal se trata simplemente de "un fracaso". La candidata socialista aprovechó para criticar la política de Sarkozy respecto a la inmigración y el apoyo del candidato conservador a la investigación abierta por un juez contra la directora de un parvulario de París, que se opuso a la detención de una persona en situación irregular cuando recogía a su nieto en el colegio.

Sarkozy anunció que aumentará sus viajes por los pueblos y ciudades de Francia y que su campaña se centrará en dos cuestiones: "El trabajo y la identidad nacional". Esto último, que el candidato conservador introdujo asociado al tema de la inmigración, se ha convertido en la moneda de cambio de esta campaña. La izquierda socialista, enraizada en el viejo internacionalismo, habitualmente reacia a las banderas y los cantos patrióticos, está siendo arrastrada por Royal a competir por este espacio con la derecha. La candidata socialista hace, ciertamente, una lectura distinta, pero también ha introducido el canto de La Marsellesa al final de sus mítines. Cogido un tanto a contrapié, el centrista François Bayrou se ha distanciado de esta fiebre patriótico-identitaria.

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Nicolas Sarkozy, en el centro, escucha <i>La Marsellesa</i> durante un mitin ayer en Saint-Didier (sur de Francia).
Nicolas Sarkozy, en el centro, escucha La Marsellesa durante un mitin ayer en Saint-Didier (sur de Francia).AP

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