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Los hosteleros afectados por las ZAS acusan al Ayuntamiento de 'pasividad'

Los dueños de los locales queman sus licencias en protesta por los recortes de horarios

Los hosteleros afectados por los recortes de horarios en las ZAS (zonas acústicamente saturadas) quemaron simbólicamente ayer, en la plaza del Ayuntamiento, sus licencias de actividad en protesta por la "pasividad" del gobierno municipal con los problemas de ruido. Los dueños de los locales de Xúquer, Woody y Juan Llorens acusaron al Consistorio de tomar medidas contradictorias. El concejal de Grandes proyectos, Alfonso Grau, declaró que el ruido es provocado "por la gente en la calle" y que los locales "tienen la documentación en regla", añadió.

Los hosteleros se sienten acosados, indefensos y criminalizados por un problema, que en su opinión, no han creado. La declaración, la pasada semana, del entorno de la calle Juan Llorens como ZAS obliga a los restaurantes a cerrar sus terrazas a las diez y media de la noche, a los pubs a las dos de la madrugada y a las discotecas a las tres. Así lo ha dispuesto una sentencia del Tribuna Supremo que otorga la razón a los vecinos denunciantes sobre la excesiva contaminación acústica sufrida en ese entorno por la noche.

"No peatonalizan, no ponen seguridad, no acaban con el botellón... El ayuntamiento se lava las manos", lamentó Nacho Pascual, dueño de un local en la misma calle de Juan Llorens. Calcula que en ese entorno urbano hay 40 locales de los que dependen 100 empleos. "Interrumpimos todas las inversiones en trabajadores hasta que nos den una solución", avisó Pascual. Los hosteleros demandaron una salida a las autoridades locales. Piden al Consistorio que "ponga policía y evite las acumulaciones de gente".

Los vecinos han conseguido un recorte de horarios para los locales de la zona como ya se hizo en la plaza de Xúquer y en la avenida de Menéndez Pelayo, también conocida como Woody. "Nuestros locales están muertos, nos han arruinado. Ya no viene nadie", afirmó José Rebollar, dueño de un local cerca de la antigua discoteca Woody. La pérdida de clientela de los locales de estas calles ha asustado a los hosteleros de Juan Llorens, que tendrán que enfrentarse a una situación parecida cuando se aplique la ZAS.

Entre medias de la mediación del ayuntamiento y los hosteleros están los derechos fundamentales de los vecinos. Para obtener la sentencia a su favor efectuaron mediciones acústicas nocturnas que superaban los 65 decibelios permitidos, con la consecuente falta de sueño diario. Los hosteleros se desmarcan de la queja y aseguran que no dejan salir a sus clientes a la calle. "Lo que tienen que hacer es prohibir que llegue un coche y ponga la música a tope en plena noche. Nosotros no tenemos la culpa de eso", comentó uno de los afectados de Juan Llorens.

La preocupación de los hosteleros les ha llevado a aceptar un traslado. "Si quieren que nos vayamos al puerto, nos vamos. Pero que nos lo digan ya", afirmó Rebollar. El enfado que les llevó a organizar la protesta de ayer está relacionado con las reacciones de los concejales del Ayuntamiento tras la declaración de la última ZAS. Grau coincidió con su teoría de que el problema no está en los bares, sino " en la calle". El concejal de actividades, Vicente Igual, "no ha puesto en marcha ninguna iniciativa", afirman. Mirando al futuro, pidieron una vuelta a la negociación con el Consistorio.

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