China para emprendedores

"Con un pie plantado firmemente en el pasado y el otro adelantado hacia el futuro, China es al mismo tiempo la mayor potencia emergente y el mayor cambio de rumbo del mundo", afirma en la introducción de su libro James McGregor.

China, con 1.300 millones de habitantes, se ha convertido en un gran imán para empresas y profesionales de todo el mundo. También para las españolas. No vender allí, no comprar allí, no estar o no fabricar en el gigante asiático puede ser ya, si no lo están haciendo, el principio del fin para muchas grandes y medianas corporaciones. Es el gran mercado de hoy y sobre todo del futuro y va a rebasar más pronto que tarde, en unos pocos lustros, en dimensión y en pujanza a los mercados de Europa y EE UU juntos.

Hasta fechas recientes, el gigante amarillo, con su peculiar mezcla de capitalismo y comunismo, se ha dedicado casi exclusivamente a fabricar y a exportar. Pero desde hace tiempo, sobre todo por la riqueza que ha ido acumulando con sus transacciones, se ha convertido además en uno de los principales mercados consumidores del mundo y también en un centro financiero del que sale dinero para comprar empresas de primera división en todo el mundo y materias primas en cantidades ingentes. En muy pocos años ha ido haciendo suyas tecnologías complejas y hoy compite también, en el terreno industrial, con Occidente en la fabricación de productos avanzados de electrónica, informática, telecomunicación o transporte (va a comenzar a producir, por ejemplo, un gran avión comercial que estará previsiblemente listo en 2020 y que supondrá una futura competencia para los constructores aeronáuticos Boeing y Airbus en el mercado de aviación chino).

Muchas compañías extranjeras en China no pueden, y muchas no quieren, reproducir por entero el modelo de gestión y de administración de las empresas chinas que han triunfado. "Pero siempre hay enseñanzas que aprender de ellas", señala el autor de este libro.

China se ha reconstruido a sí misma, afirma McGregor, gracias a la acumulación procedente de la mano de obra manufacturera barata, y ha construido grandes compañías mediante el acceso a las subvenciones, los mercados protegidos y las contratas de la Administración. Ahora estas compañías tendrán que dotarse de competitividad internacionalmente, y necesitarán sistemas de gestión chinos que sean modernos y eficaces.

Aunque no es oro todo lo que reluce. "¿Cuáles son las cinco palabras más importantes (y más inquietantes) en una compañía china? Esto es asunto suyo, jefe". El gigantesco mercado tiene una serie de características propias, de rasgos peculiares, como explica la anécdota recogida por el autor en este libro, que dificulta el desembarco de unos empresarios occidentales acostumbrados a decisiones rápidas en sus negocios, a marcos jurídicos claros y estables, a empleados diligentes y con iniciativa y a una burocracia reducida y eficaz.

McGregor, ex directivo de varias empresas en China y reconvertido en un emprendedor de éxito por cuenta propia, advierte a los lectores que allí los negocios implican una gran cantidad de maniobras y subterfugios: nada es lo que parece y nunca es fácil operar en China.

El avezado empresario ha querido convertir esta obra en un libro clave para hacer negocios en China. Aprovechando su experiencia en el país ofrece en esta obra una amplia panorámica del mismo. Desde la descripción de las tradiciones y el talante chino (imprescindible para entenderlo como mercado) a la inclusión de más de cien consejos, recursos y casos reales cuyo conocimiento puede resultar crucial para elaborar estrategias y tácticas acertadas para abordar la venta de productos en ese atractivo marco consumidor o negociar acuerdos con empresarios y autoridades chinas.

Este libro, en suma, supone una interesante guía para desenvolverse por el mundo de los negocios en China sin perecer en el intento.