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Juicio por el mayor atentado en España | 11-M

La UCIE halló detonadores, munición y restos de tarjetas telefónicas en Chinchón

La casucha de Chinchón (Madrid), considerada como la guarida de los terroristas del 11-M, albergaba parte de la constelación de pruebas de los atentados: un zulo con rastros de explosivo, munición sin disparar, carcasas de tarjetas telefónicas, detonadores quemados y enteros, idénticos a los hallados en la famosa mochila de Vallecas, la Renault Kangoo y el piso de los suicidas de Leganés... El sumario señala que en esa infravivienda se activaron, el día antes de los atentados, al menos siete de las tarjetas telefónicas utilizadas en la masacre de los trenes.

Los dos funcionarios de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) que acudieron a la finca el 26 de marzo de 2004 se centraron en el zulo excavado en un cobertizo para cabras. La fosa está aún en la finca. Los perros que revisaron el zulo no detectaron rastro de explosivo, pero también falló uno en la Kangoo y otro en el Skoda (uno detectó y el otro no).

La mujer contó que en un "hueco bajo los cimientos del porche de la casa" localizaron una bolsa "con varios cartuchos" de arma de fuego sin detonar. Fuera localizaron restos de detonadores con la inscripción UEB, es decir, de Unión de Explosivos y similares a los recogidos en otros de los escenarios de la investigación de los atentados.

Ambos recordaban que en la finca encontraron también, dentro de la casa, "carcasas" de tarjetas de telefónica móvil, pero sin la tarjeta. Nadie la preguntó si esa carcasa correspondía a alguna de las siete tarjetas que se activaron, pero sin hacer ninguna llamada, el día antes de los atentados justo en esa casucha.

También comparecieron ayer dos de los policías de la UCIE que registraron la vivienda en la que Hamid y Hicham Ahmidan, primos de Jamal Ahmidan, El Chino, residían en el barrio de San Cristóbal de los Ángeles. Esa casa albergaba un enorme alijo de hachís y aún mayor de pastillas de éxtasis, que se sospecha que formaban parte de la caja de resistencia para financiamiento tras el atentado.

Los declarantes subrayaron que hallaron documentos falsos que, "a primera vista, se veía que estaban manipulados, porque era dos o tres documentos con la foto de Jamal Ahmidan y unas filiaciones que no eran la suya". Uno de ellos tenía la foto de El Chino, pero estaba a nombre de Otman El Gnaui, procesado en la causa.

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