2.000 personas buscan a Yeremi

Más de 2.000 personas recorren este fin de semana cada palmo de terreno de Gran Canaria en busca del niño de siete años cuya desaparición tiene desde hace ocho días a todo el archipiélago con el corazón en un puño. Se trata de un despliegue sin precedentes.

Militares del regimiento de Infantería Canarias 50 pertrechados como en maniobras de alto riesgo registran más de 60.000 metros cuadrados centímetro a centímetro, ayudados por tecnología de última generación. Perros adiestrados en la localización de cuerpos husmean en cada cueva, pozo o galería. Lanchas y submarinistas lo buscan bajo el mar o en la costa. Agentes de paisano se confunden entre los pasajeros del aeropuerto de Gando (Gran Canaria). Los controles en los puertos de la isla son estrictos. Y hasta mil motoristas se han desplazado desde Tenerife. "Si el niño está en la isla, aparecerá", aseguró un funcionario de los servicios de búsqueda.

Yeremi jugaba el sábado de la semana pasada con sus tres primos en un solar frente a la casa familiar. El niño nació cuando sus padres apenas tenían 15 años, luego tuvieron un segundo hijo y ahora viven separados, aunque en casas muy próximas del barrio de Los Llanos, en la localidad de Vecindario (municipio de Santa Lucía). "No consta ni una denuncia por maltrato a los hijos o entre la pareja, ni siquiera una actuación de nuestros servicios sociales con esa familia", confirmó un portavoz de la alcaldía para alejar cualquier sospecha. "Pero no se descarta ni una sola hipótesis", matiza uno de los investigadores, "desde la extorsión al accidente, desde el rapto hasta su conexión con redes de todo tipo".

Cuando la abuela llamó a los niños para almorzar, sólo volvieron tres. Una vez se confirmó que Yeremi no se había escondido, los familiares alertaron a las autoridades. La isla quedó bloqueada, como en el interior de una jaula. Los barcos que ya habían zarpado fueron registrados en sus puertos de destino. Nada, se ha esfumado.

"No propaguen rumores"

En todo Santa Lucía viven 60.000 personas y apenas el 14% son inmigrantes. Las comunidades más numerosas son marroquíes, colombianos y cubanos, que principalmente trabajan en el comercio, en la potentísima industria turística del sur de la isla y en la agricultura. Frente a quienes se han lanzado a señalar la inmigración como la causa de todos los males de la zona, el ayuntamiento esgrime una potente inversión en servicios sociales. Su alcalde, Silverio Matos, hizo un llamamiento urgente a los medios de comunicación y a la clase política: "Prudencia en las declaraciones y no propaguen rumores". Matos quiso atajar la desagradable situación que se produjo el viernes, cuando un periodista aseguró que Yeremi había aparecido en un hospital. "Que alguien lo lleve a un hospital es una de las hipótesis, pero no ha sucedido nada", insisten los investigadores.

"Aunque este caso y el de Sara Morales [la chica de 15 años de Las Palmas que sigue desaparecida desde junio] nos ha impactado profundamente, situaciones así se producen con frecuencia en toda la geografía nacional", matizó el delegado del Gobierno en Canarias, José Segura.

Entre las cientos de llamadas que se han recibido, a una media de 40 diarias, para aportar alguna pista sobre el posible paradero de Yeremi, destacan quienes creen haberlo visto en Asturias, Luxemburgo y la propuesta de una pensionista que ha ofrecido su pequeña paga mensual como recompensa para quien devuelva a la criatura. Este fin de semana, los principales equipos de fútbol de la isla visten una camiseta con su cara.

La policía atiende inmediatamente cualquier pista, por mínima que parezca. Segura destacó el "gran esfuerzo" de las unidades de la Guardia Civil desplegadas y los especialistas en identificación desplazados desde Madrid, y el "alto sentido de la responsabilidad" del alcalde, Protección Civil y ciudadanos de todas las islas.

El cartel con la carita sonriente de Yeremi está en más de 10.000 comercios de todo el archipiélago. Los teléfonos 928754764, 639568905, 928727201 o el 112 esperan aún la llamada definitiva.