Diseños de hotel
El manido término “de diseño” deja paso al adjetivo “contemporáneo”, que es el que está cuajando para definir los hoteles que ofrecen estéticas mimadas y servicios e instalaciones a la última, dirigidos a clientes acostumbrados a viajar y ávidos de nuevas experiencias estéticas.
En España este fenómeno es relativamente reciente. Como ejemplo, resulta muy significativo analizar la evolución de Design Hotels (www.designhotels.com), una central de reservas especializada en hoteles modernos. En 1992, sólo un establecimiento de este tipo en nuestro país, el Claris de Barcelona, estaba incluido en su oferta. Hoy cuenta con una veintena de ellos repartidos por 11 ciudades y pueblos de España, y un total de 143 miembros ubicados en 41 países.
Personalidad, trato de amigos, tecnología, cuidado interiorismo... Cada grupo hotelero busca su camino para fidelizar a sus clientes
Su objetivo es crear un grupo internacional con una filosofía común: cuidada arquitectura e interiorismo que no estén reñidos con la funcionalidad y el buen servicio. Virginia Gutiérrez, directora en España de Design Hotels, opina “que lo más importante ahora es proteger a los miembros de nuestra organización de la fiebre de los hoteles de diseño que lo único que hacen es comprar muebles contemporáneos de baja calidad. Que el hotel tenga un diseño interior cuidado se ha convertido en un requisito mínimo para quien quiera posicionarse en el mercado. Design Hotels, que siempre va muy por delante, valora la autenticidad (en materiales e interiorismo), la relación con lo autóctono y local (los hoteles globalizados e iguales tienden a desaparecer) y la emoción (que nos hagan sentir algo, que lleguen a todos nuestros sentidos)”.
Este fenómeno, eminentemente urbano, que busca la diferenciación, empieza a cobrar fuerza en España. Y está afectando a tres tipos de hoteles. Por un lado, cadenas con políticas de expansión aceleradas y ambiciosas con precios muy competitivos, como Room Mate, High Tech o Chic and Basic, cuyo lema podría ser: diseño para todos, y en cuantas más ciudades, mejor. Por otro lado, cadenas con pocos hoteles dirigidos a un público con más recursos, que aún mantienen precios ajustados y que realizan aperturas muy contenidas y estratégicamente planificadas. Su mantra podría ser: menos es más, o importa más la calidad que la cantidad. Buenos ejemplos se encuentran en Habitat Hoteles o Hospes. Y en tercer lugar, grupos con hoteles sin ningún virtuosismo estético que ahora lanzan nuevos establecimientos, en un reciclaje arrollador hacia su actualización estética: cadenas Silken, Derby, Vincci, Quo o Nuñez i Navarro. Su lema: renovarse o morir.
Todas estas cadenas, que son las prota-gonistas del boom de la hostelería española contemporánea, tienen una serie de características comunes. El servicio, se trate de un establecimiento de gran lujo o de tres estrellas, es de primer nivel y de trato personal; están ubicados en zonas céntricas; su arquitectura e interiorismo están firmados por los grandes; ponen un énfasis especial en su oferta tecnológica, y tienen ambiciosos planes de expansión.
Una de las manifestaciones más intere- santes de este fenómeno son las nuevas pensiones, hostales y bed and breakfast. Enrique Sarasola, el que fue jinete olímpico y ahora también gurú hotelero, es el abanderado de esta tendencia, basada en una reinterpretación de los bed & breakfast británicos. Sus hoteles Room Mate se conciben como hogares que abren sus puertas a los viajeros que llegan a la ciudad buscando la comodidad, la calidez y el espíritu acogedor que ofrece un anfitrión a sus invitados. “Pensamos que la mejor forma de viajar es visitando amigos en cada ciudad, con los que compartimos estilo de vida y que nos guían en la urbe”, explica Sarasola. “Ese amigo es nuestro room mate [compañero de piso]. Por eso cada hotel tiene un nombre de persona, de un amigo: Alicia, Mario, Marina, Laura, etcétera”.
La compañía que Sarasola fundó en 2000, y de la que es presidente y principal accionista, se basa en varios puntos diferenciales: personalidad, hoteles únicos diseñados por las grandes estrellas del interiorismo español actual (Tomás Alía, Pascua Ortega, Ángel Verdú o Lorenzo del Castillo, entre otros), excelente relación calidad-precio (se pueden encontrar habitaciones por 70 euros) y trato personalizado.
Si Room Mate se ocupa de los nuevos bed and breakfast, Chic and Basic se crea en 2003 con la idea de actualizar pensiones, hostales y apartamentos turísticos. Fue fundada por Hugo Bertrand y Albert Montesinos, con experiencia en el sector hotelero en compañías como Tryp, AC, NH o Stein Group, y nace al detectar un cambio en el sector turístico asociado al estilo bajo coste, la búsqueda por Internet y el interés por las nuevas tendencias. En resumen, diseño de vanguardia a precios razonables. Su ejemplo más claro es el Chic and Basic Born, en el barrio de moda barcelonés del mismo nombre, un edificio de 1888 restaurado y rediseñado por el arquitecto Xavier Claramunt. La cadena cuenta con establecimientos de hasta tres estrellas, de momento en Madrid y Barcelona, cuyos precios medios rondan los 55 euros, aunque su buque insignia, el Born, es algo más caro. Pronto abrirán en Amsterdam su primer hotel fuera de España.
Además de diseño y buenos precios, los nómadas modernos también buscan tecnología. La cadena High Tech Hoteles (su nombre significa precisamente alta tecnología, en inglés) se encarga de equipar las instalaciones de sus establecimientos con Internet de alta velocidad y Wi-Fi, ordenador personal con pantalla plana y ordenadores portátiles, televisores con pantalla TFT, bicicletas estáticas, duchas-hidromasaje con sauna y rayos UVA?, y todo por un precio medio de 75 euros la noche. Esta cadena hotelera, que nació en 2001, en la actualidad cuenta con 28 hoteles en España, 18 de ellos en Madrid.
Su interés por el diseño y la arquitectura contemporánea les ha llevado a crear el Premio Decotech, un concurso de decoración e interiorismo para jóvenes profesionales. Comercializan dos marcas: High Tech y Petit Palace. Estos últimos son boutique-hoteles (no más de 80 habitaciones), siempre ubicadas en céntricos edificios históricos que se restauran respetando fachadas y estructuras. Buenos ejemplos son el nuevo Alcalá Tower, uno de los principales rascacielos de la capital, construido en los años treinta por López Otero, o La Posada del Peine, el establecimiento de este tipo más antiguo de España, fundado en Madrid en 1610.
Los High Tech, en cambio, son hoteles urbanos generalmente de nueva planta o totalmente reformados. La empresa busca la humanización. “Frente a los macrohoteles que se siguen construyendo, nosotros ofrecemos establecimientos con una media de 50 habitaciones que muestran el lado más personalizado”, concluye Antonio Fernández Casado, director comercial y de marketing de la cadena. En esta línea también ofrecen habitaciones familiares de hasta cuatro camas.
La cadena Habitat Hoteles, fundada en 1999, es una de las veteranas de la hostelería contemporánea y también pionera en nuestro país, ya que fue el primer grupo español creado para hacer hoteles de diseño. Han hecho de su lema -“con identidad, no idénticos”- una filosofía de vida.
Todos sus establecimientos son modernos, pero muy distintos entre sí, con creadores independientes que dan carácter a cada uno. “Creamos hoteles con nombre propio, pero con apellido común”, explica Blanca Fontán, la diseñadora de la cadena. Sus interiores son el claro ejemplo de que la calidez no está reñida con la modernidad. Los primeros que han puesto en marcha -Bauzá, en Madrid (que redefinió el minimalismo hispano a finales de los noventa), y Neri, en Barcelona (o como hacer actual un palacete del Gótico)- han sido sin duda la inspiración para este auge de hoteles contemporáneos. También el De Las Letras, en plena Gran Vía madrileña -uno de los más de moda en la ciudad-, y el Sky -un rascacielos en el centro de Barcelona diseñado por Dominique Perrault, y cuya inauguración se espera para el próximo año- pertenecen a este grupo.
Otra de las cadenas que marcan tendencia en el panorama hotelero es Hospes, creada en el año 2000 y cuyo 30% pertenece a la familia Koplowitz. Premio a la mejor cadena hotelera del mundo de 2007 según la revista Wallpaper, ha cautivado a la prensa especializada en estilo de vida con sus establecimientos en edificios históricos rediseñados con materiales nobles que se basan en interiores puros y limpios de líneas sencillas, donde se respira espacio y donde la luz natural es protagonista.
Han sido de los pocos que han apostado por establecerse primero en capitales y pueblos de distintas provincias para luego instalarse en las grandes metrópolis (este año inauguran nuevo hotel frente a la Puerta de Alcalá, en Madrid, y próximamente lo harán en Barcelona). También, y dados los elevados precios inmobiliarios que ha alcanzado nuestro país, pretenden instalarse en la conocida ruta turística centroeuropea con nuevos hoteles en Viena, Budapest y Praga, y también en Londres, Múnich y Berlín.
Ante esta avalancha de diseño son muchos los grupos hoteleros, de pasado estéticamente dudoso, que han decidido ponerse al día. El caso más apabullante ha sido sin duda el del grupo Silken, que tras el aperitivo del Domine de Bilbao, de Javier Mariscal y Fernando Salas, creó el Puerta de América en Madrid, que aglutina en un mismo espacio a todos los grandes de la arquitectura de este siglo. También parecido es el caso de la cadena Derby, que saltó a la arena de los grandes del diseño con su cinco estrellas Claris (Barcelona) para luego hacerlo en Madrid con el Urban. Los grupos Quo y Vincci, centrados en Madrid, y la cadena Nuñez i Navarro, en Barcelona, también están en pleno proceso de lavado de cara integral de sus hoteles.
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