Alfredo Landa se despide con un homenaje en el Festival de Málaga

El cine español pierde a uno de sus rostros más conocidos. Alfredo Landa (Pamplona, 1933) ratificó ayer que pone fin a sus 45 años dedicados al oficio, en los que ha rodado más de 130 películas. En su larga trayectoria deja títulos imprescindibles del cine español como Atraco a las tres, Los santos inocentes, La vaquilla o El bosque animado y hasta un género propio, el landismo, del que dijo sentirse "muy orgulloso".

Landa aseguró que su retiro es definitivo y que no piensa hacer como los toreros, "que dicen que se van y luego vuelven", ni aunque lo llamasen directores como Spielberg o Scorsese.

El actor recibió ayer emocionado un homenaje en el que se le concedió el Premio Especial del 10º aniversario del Festival de Málaga-Cine Español en reconocimiento a su larga y fructífera carrera cinematográfica. Antes, por la mañana, Landa se vio gratamente sorprendido por otro homenaje que no esperaba y al que se sumó por sorpresa su familia: la inauguración del monolito con sus huellas en el que se ha convertido en el paseo de la fama del certamen malagueño. En ambos actos estuvo acompañado por otro grande del cine español, José Sacristán, que actuó de maestro de ceremonias.

Landa, tras insistir en que su decisión de retirarse del cine es firme, afirmó que se va "feliz, contento, sin resentimientos ni amargura". Preguntado sobré qué le depara el futuro, Landa descartó que vaya a desempeñar otros oficios ligados con el mundo del cine y afirmó que va a interpretar en la vida real el papel que siempre quiso que le ofreciesen: "Voy a ser un vagabundo. Un señor que no hace nada y que tiene a las estrellas por techo. Voy a dedicarme a observar, a estar con la gente, a quererla. Eso es lo que voy a hacer y me parece lo más maravilloso", zanjó el actor, que, no obstante, señaló que esta nueva ocupación no es incompatible con otras de sus pasiones: jugar al mus y preparar cócteles.