Los palestinos cierran el Gobierno de unidad

El sábado se votará en el Parlamento un nuevo Gobierno de unidad palestino que encabezará el islamista Ismail Haniya, secundado por un viceprimer ministro de Al Fatah. Dirigentes de Hamás y del partido rival insistieron ayer en que todo está pactado, incluido el nombramiento de Hani al Qawasmi, un académico independiente, como responsable de Interior, el caballo de batalla de las negociaciones. Lo que no admite duda es que Israel continuará boicoteando al Ejecutivo. Su constitución afectará también a las incipientes relaciones que el primer ministro israelí, Ehud Olmert, ha entablado con el presidente Mahmud Abbas.

Después de un año de boicoteo económico de la comunidad internacional al Gobierno de Hamás y de docenas de muertos en los choques armados entre la milicia islamista y los leales a Al Fatah, dirigentes de las dos facciones afirmaron que todas las diferencias han sido superadas. Según Reuters, un dirigente de Hamás dijo que Abbas y Haniya acordaron en la reunión de anoche que Hani al Qawasmi, profesor sin filiación partidista natural de Hebrón (Cisjordania), asumirá el cargo de ministro de Interior, departamento en el que ya trabajaba. Su tarea es ardua: meter en vereda a los cuerpos policiales fieles a uno y otro partido. El resto de carteras ya estaban adjudicadas. Nueve ministros pertenecerán a Hamás, seis al partido del presidente, Mahmud Abbas, y nueve serán independientes.

Sólo ha sido posible el acuerdo después de que, a finales de enero, los enfrentamientos a balazos colocaran a Cisjordania y Gaza al borde de la guerra civil. Y ha sido imprescindible que el rey Abdalá de Arabia Saudí pusiera todo su empeño, y unos cuantos cientos de millones de dólares, para que los adversarios lograran el pacto para formar el Ejecutivo el 8 de febrero. A finales de mes se celebra en Riad una cumbre de la Liga Árabe vital para el porvenir inmediato de los palestinos, y Abbas y Haniya no podían presentarse con Cisjordania y Gaza en plena reyerta. Pero debe prevalecer la cautela. En los últimos días han sido asesinados dos milicianos de Hamás en Gaza.

Hamás salió triunfante en aquella negociación en La Meca. Aunque ahora cede departamentos importantes, como Hacienda y Exteriores, no renunció a sus postulados. No se sometió a las exigencias de Israel, EE UU y la UE, que exigen al partido radical que reconozca la legitimidad del Estado sionista y que renuncie a la violencia, además de comprometerse con los acuerdos firmados por la OLP.

Es evidente que el Ejecutivo que será votado en una sesión extraordinaria del Parlamento pasado mañana no es del agrado de Israel, para el que nada ha cambiado. Olmert, que se ha reunido tres veces con Abbas desde el 23 de diciembre, se siente traicionado por el mandatario palestino. Hasta el último momento ha tratado de convencerlo para que rompiera con los islamistas. A juicio de Olmert, su presencia en el Ejecutivo lo contamina todo. Por ello, el gobernante judío ha asegurado que el boicot proseguirá.

Oriente Próximo es un torbellino de actividad diplomática, con Arabia Saudí, que ha reemplazado a un Egipto sin garra, al frente de las iniciativas. Riad está poniendo toda la carne en el asador en Líbano para evitar que el enfrentamiento entre Hezbolá y el Gobierno de Fuad Siniora llegue a mayores. También Javier Solana, alto representante de Política Exterior de la UE, se embarcó ayer en la misión de mediar ante Siria, país con enorme influencia en Líbano. Tras dos años sin entablar contactos con Damasco, debido al veto francés impuesto tras el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, Solana se entrevistó con el presidente Bachar el Asad, al que reclamó que detenga el flujo de armas hacia la guerrilla chií.