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La USC honra a los profesores represaliados entre 1936 y 1940

Tras el golpe militar fueron depurados 41 de los 150 docentes

Descendientes de los 41 profesores de la Universidad de Santiago depurados entre 1936 y 1940 recogieron ayer las medallas restauradoras del honor familiar. En un emotivo acto "de reconocimiento, no de revancha", el rector, Senén Barro, aprovechó para pedir disculpas en nombre de la institución. "La USC tiene que reconocer claroscuros en 512 años de existencia, y ésa fue una sombra tenebrosa", dijo.

"Actos como éste habría que hacerlos en todos los sitios donde hubo represión", indicó a este diario Manuel Remuñán, profesor jubilado de Derecho Internacional e hijo de Remuñán García. Su padre, profesor auxiliar en la facultad de Filosofía y Letras "e íntimo de Valle-Inclán", fue suspendido de empleo y sueldo durante dos años. Murió en 1946, con 59 años.

No estuvieron ayer en el paraninfo, por motivos de salud, Francisco Fernández del Riego y Antonia Ferrín, los únicos represaliados vivos. En nombre de los familiares habló Nuria Calvet, hija del catedrático de Química Orgánica Fernando Calvet, rehabilitado en 1944. "Ha llovido tanto desde entonces que yo lo veo desde otra perspectiva". "Desde mi punto de vista, la herida está cicatrizada", afirmó. La cauterización fue más difícil para la USC, como destacaron en sus discursos Senén Barro y el vicerrector de Relaciones Institucionales, Lourenzo Fernández Prieto, para quien el de ayer fue un acto "contra el olvido institucional".

Según el profesor Ricardo Gurriarán, autor de Ciencia e conciencia na Universidade de Santiago (1900-1940), un estudio pormenorizado del alcance y los efectos de la represión, las purgas alcanzaron al 27,3% del claustro de la Universidad de Santiago en 1936. Tras la rebelión militar fueron depurados 41 de los 150 profesores, con especial incidencia en el cuadro de catedráticos, donde se expulsó a 14 de los 34 que tenían plaza. Adolfo Miaja de la Muela, catedrático de Derecho, tardó 15 años en reincorporarse a la docencia, después de seis años en la cárcel. Otros, como el profesor de Lógica Juan David García Bacca, optaron por el exilio. Bacca recibió en 1978 el Premio Nacional de Literatura de Venezuela.

Aunque la USC fue la única universidad sin fusilamientos de las ocho que cayeron en territorio rebelde -dejando aparte el suicidio del decano de Medicina, Luís Morillo, acosado por falangistas-, la pérdida de capital humano y peso científico fue enorme.

"Más del 50% del profesorado tenía experiencia en el extranjero", destacó Gurriarán. "La revista canónica Chemical Abstract publicaba artículos de los equipos de trabajo de la USC, habituales de los congresos internacionales, seis mujeres trabajaban en Farmacia como ayudantes...". Para Gurriarán, actos como el de ayer permiten exponer "lo que se puede llegar a explicar".

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