La liga de los que no conocen a Gasol
Mujeres Progresistas y la Federación de Baloncesto combaten el absentismo escolar en barrios desfavorecidos con un torneo
Una fila puede tener un mérito escondido: el trabajo de un año. "Mira, yo ahora veo esa fila y me siento muy satisfecho porque sé lo que ha costado, antes podía haber 20 peleas", detalla Álvaro Rodrigo, profesor de Educación Física del colegio Andalucía y entrenador del programa Nuestro Baloncesto Integra (NBI), una singular iniciativa impulsada por Mujeres Progresistas de Andalucía en tres barrios sevillanos caracterizados por la exclusión social (Polígono Sur, Polígono Norte y Torreblanca), que cuenta con el apoyo de la Federación Española de Baloncesto y la Junta de Andalucía.
En la cancha del colegio Andalucía, 15 niños y 4 niñas se afanan con sus balones mientras sus entrenadores dan órdenes. Nada que debiera parecer excepcional. Pero en el Polígono Sur cualquier actividad parece una excepción. Igual que las vidas de los 19 menores que el lunes por la tarde correteaban, botaban y encestaban con entusiasmo. Algunos tienen padres en prisión, perdidos en algún lugar físico o toxicólogico. O fallecidos. En su mundo cotidiano, la violencia es un elemento más. Igual que la falta de reglas. Por eso ponerse en fila sin peleas tiene tanto mérito.
La liga del NBI arrancó la temporada pasada. Alicia Vañó, presidenta de Mujeres Progresistas de Andalucía, quería trabajar con los escolares de barrios desfavorecidos. "A través del baloncesto y del taller de valores intentamos que los niños encarrilen sus vidas", resume Inmaculada Rodríguez, coordinadora del programa.
Los 55 pequeños, de entre 8 y 12 años, que participan este curso en el proyecto deben asistir a clase para poder entrenar dos días a la semana, lo cual ayuda a combatir el absentismo registrado en sus colegios. Según el presidente de la Federación Española de Baloncesto, José Luis Sáez, la disminución ha sido del 20%. También es obligatorio que acudan una tarde a la semana al taller de valores que imparten trabajadoras sociales como Ruth Antonio, donde aprenden habilidades sociales, resolución de conflictos sin usar la violencia o aceptación de normas. "Hay que dejarle más libertad que a otros niños, sus costumbres y su forma de resolver conflictos es diferente, tienes que tener mucha paciencia porque no están acostumbrados a la disciplina", expone Carlos Araújo, un voluntario que se sumó a los entrenamientos después de pasar por el colegio Andalucía como alumno de Magisterio en prácticas.
Gracias al baloncesto, algunos pequeños que no se hablan en las aulas por la mañana se relacionan con naturalidad en la cancha. Álvaro Rodrigo observa más compañerismo y más respeto a las reglas. Rodrigo se queja, sin embargo, del tamaño de las canastas, idóneas para los adultos y demasiado altas para los pequeños.
En 2007, el presidente de la federación, José Luis Sáez, pretende que haya 10 colegios con sus liguillas del NBI. Málaga y Cádiz serían las próximas provincias. Del interés que despierta el programa da fe la decisión de destinar al NBI los beneficios de la venta del cómic Big in Japan, un superventas que detalla los éxitos de la selección española en el Mundial de Japón. De una tirada de 100.000 ejemplares, se ha vendido el 65%. "Las federaciones tienen que cambiar el chip y estar con los necesitados, el deporte te puede educar en una serie de valores", sostiene Sáez.
Pocos niños del NBI podrían identificar a los protagonistas del tebeo. Al único jugador de baloncesto que conoce Lola, que adora los entrenamientos en el Polígono Sur, es a su "primo Manuel". Tampoco Sergio escoge baloncestistas como ídolos deportivos -cita al bético Rafael Sobis- aunque conoce a Michael Jordan. ¿Sabes quién es Pau Gasol? "Ah, sí, uno muy alto con pelo", responde.
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