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Reportaje:Controversia política por el 'caso De Juana'

El 'factor Batasuna' en la encrucijada navarra

El PP agita la "venta" de Navarra a ETA para debilitar al PSOE

Al igual que en el resto de España, en Navarra varios miles de personas han salido estos días a las calles para protestar por la prisión atenuada concedida a De Juana Chaos. Nadie, hasta el momento, ha protestado en la calle por el planteamiento de Batasuna de constituir una única comunidad autónoma entre Euskadi y Navarra. Tendrán la oportunidad de hacerlo el próximo sábado, convocados por el Gobierno navarro en manos de UPN y CDN, aunque la denominada Propuesta para un Marco Democrático no ha generado una especial controversia, ni ciudadana ni política.

El motivo parece sencillo. No se atribuye recorrido alguno a una vieja fórmula que la mayoría de la sociedad navarra no apoya y es rechazada explícitamente por el 80% de los parlamentarios forales, desde la derecha a IU, pasando por el PSN-PSOE. Pero la pretensión de Batasuna se presenta como el principal resorte de la derecha (UPN es la marca navarra del PP), tras una década en el poder, para desgastar electoralmente a los socialistas e impedir que fragüe una alternativa de gobierno de éstos con el nacionalismo democrático representado por la coalición Nafarroa Bai (EA, PNV, Aralar y Batzarre).

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"Batasuna no nos descubre nada y la voluntad mayoritaria de la ciudadanía navarra está muy clara", repite el presidente navarro y de UPN, Miguel Sanz. Pero acto seguido subraya que "el silencio cómplice del Gobierno de Rodríguez Zapatero aumenta la preocupación de la sociedad". Para Sanz, "el disfraz" de pretendida constitucionalidad de la fórmula esbozada por Otegi no puede esconder su carácter de "amenaza". A su vez, Juan Cruz Alli, líder de CDN, asegura que "las pretensiones de Batasuna son totalitarias y antidemocráticas" ya que condicionan el cese del terrorismo a un proceso al que su formación.

De nada parecen servir a los dirigentes del Gobierno navarro los contundentes pronunciamientos de muchos ministros y dirigentes socialistas en el sentido de que Navarra no va a ser moneda de cambio de nada. La derecha foral emula a sus socios del PP y apunta a la cabeza, a "ZP", como responsable de la "venta" de Navarra a las exigencias de ETA-Batasuna.

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Esta estrategia obliga a los socialistas a repetir a diario que apuestan sin ninguna duda por el mantenimiento del estatus de Navarra como comunidad propia y diferenciada. El candidato del PSN a presidir el Gobierno, Fernando Puras, afirma que de la izquierda aberzale sólo espera dos declaraciones: "Una de ETA, anunciando la entrega de las armas, y otra de Batasuna, condenando la violencia y aceptando el marco constitucional". Para aclarar aún más su postura, Puras añade que si la cuestión de la integración con el País Vasco llegara a plantearse en el Parlamento foral o a las Cortes, "los socialistas diremos no a cualquier propuesta que suponga modificar el actual estatus institucional de nuestra comunidad". Por ello, considera "inaudito" que el Ejecutivo navarro, "que nos representa a todos", convoque una manifestación ciudadana contra en el Gobierno central bajo premisas "absolutamente tendenciosas y falsas".

Izquierda Unida tampoco apoya ninguna fórmula de integración en una autonomía común con Euskadi. "La federación de dos autonomías es inconstitucional. Una reforma constitucional en el sentido propuesto por Batasuna es impensable. Pero si, además, una de ellas ni se plantea el asunto, no hay nada de qué hablar", señala tajantemente un dirigente de este partido.

En el espectro del nacionalismo, que agrupa al 20% de los votantes, Patxi Zabaleta, coordinador general de Aralar y candidato de la coalición Nafarroa Bai a la presidencia de Navarra, constata elementos de "realismo político" y "sensatez" en la propuesta de Batasuna. Apunta, sin embargo, que para que fuera "funcional" debería ir acompañada de un pronunciamiento que afirme que se apuesta "exclusivamente por los cauces políticos" y que se acepta "el ámbito de decisión de los navarros, ya que sólo a nosotros nos compete decidir libremente nuestro futuro".

La posibilidad de que Navarra se integre en el País Vasco -que no la fusión de ambas comunidades, como parece desprenderse del planteamiento de Batasuna- está contemplada en la Disposición Adicional Cuarta de la Constitución, que UPN desearía ver eliminada. Esa hipotética incorporación de Navarra a Euskadi se recoge también en el Estatuto de Gernika y el Amejoramiento del Fuero navarro, que ahora cumple 25 años y que regula asimismo una eventual separación posterior.

El PSN-PSOE, por boca de su secretario general, Carlos Chivite, ha señalado también en más de una ocasión que esa disposición ha perdido toda virtualidad, tras 27 consultas electorales en las que ha quedado clara la mayoría social a favor de una Navarra diferenciada en el seno constitucional.

En 1995 un gobierno formado el PSN, CDN y EA impulsó un órgano de colaboración permanente entre Navarra y Euskadi, una figura de coordinación político-técnica cuya creación apoyaron los parlamentos de Pamplona y Vitoria. Pero no llegó a ver la luz al saltar el tripartito, tras filtrarse la existencia de una cuenta bancaria en Suiza a nombre del entonces presidente del Ejecutivo foral, el socialista Javier Otano.

Conocedor de la amplia mayoría social que defiende una Navarra diferenciada, en los últimos años el nacionalismo democrático, sin renunciar a su ideario, ha orillado la cuestión territorial para centrarse en la denuncia de la "exclusión del vasquismo" por parte del Gobierno de UPN. Frente a la derecha navarrista, reivindican el respeto de la "doble identidad" de Navarra, definida por el carácter sociocultural vasco de una parte de la comunidad y el apoyo y fomento del euskera, así como la búsqueda de una relación normalizada con la vecina Euskadi.

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