Los casales falleros de Valencia funcionan sin licencia de actividad ni regulación específica
El auto judicial que ordena al Ayuntamiento de Gandia el cierre cautelar del casal de la falla Sant Nicolau-Mosquit del Grau desató ayer numerosas reacciones entre el colectivo fallero. Además, ha puesto en evidencia que los casales funcionan sin regulación específica o licencia de actividad. El propio presidente de la Federació de Falles de Gandia, Jesús Garcia, reconoció ayer que hay un "vacío legal" en torno a los casales. "Estos locales desarrollan desde labores administrativas a actos festivos como verbenas, celebraciones o cenas, y dispensan bebida, pero no hay una normativa específica que regule su actividad", explicó Garcia. La Federació de Falles de Gandia pedirá al resto de juntas locales y a la Junta Central Fallera de Valencia una reunión para reclamar al Consell una norma.
El Ayuntamiento de Gandia da permiso al casal que el juzgado ordena cerrar por ruido
Hasta ahora, las agrupaciones falleras de Gandia capeaban la situación "alegal" de sus casales mediante permisos de apertura como "oficinas administrativas" o "bares". O simplemente optaban por abrir sin licencia.
En Valencia, los cerca de 400 casales tampoco tienen licencia de actividad. El Ayuntamiento, en manos del PP, no lo ve necesario y apela a la tradición fallera y la autorregulación. No obstante, tras extenderse la costumbre de los falleros de ampliar las actividades a todo el año, con bailes y otras fiestas, y aumentar por ello las denuncias vecinales, el Ayuntamiento acordó hace año y medio con la Junta Central Fallera que los locales se atuvieran al uso tradicional. En caso de celebrar actos con asiduidad y con música, el Consistorio exige que soliciten la licencia de actividad con los requisitos que, por ejemplo, cumplen los bares. Ningún casal ha pedido aún licencia.
A Gandia estos privilegios hacia colectivos como el fallero le pueden costar caros tras ganar un vecino del casal de la falla Sant-Nicolau Mosquit la primera batalla de un recurso contencioso-administrativo contra el Ayuntamiento por permitir la actividad sin licencia. Tras seis años de molestias por el ruido, la familia denunciante ha conseguido que la justicia suspenda cautelarmente la actividad del casal. El secretario de la falla, Antoni Martí, defendió ayer que el local "se ajusta a la normativa vigente" en materia de insonorización. El Ayuntamiento de Gandia, sin esperar la autorización de la juez, concedió ayer mismo a la comisión fallera la licencia tras asegurar que cumple la normativa de insonorización. Los responsables de la comisión fallera anunciaban que continuaban con normalidad los actos programados en el local a pesar de la medida cautelar decretada por el juzgado.
Camino de los tribunales van también los vecinos del barrio de Russafa, en Valencia, que denunciarán hoy al Ayuntamiento por no evitar los abusos ocasionados por los falleros. Dos depósitos con 5.000 litros de combustible, junto a una tienda de productos pirotécnicos, para encender 750.000 bombillas atadas sólo con alambres, calles cortadas durante un mes, ruido a todas horas y contaminación con la quema de los monumentos falleros. De momento, el Ayuntamiento anunció la retirada de los depósitos de gasoil. Será ahora la red eléctrica pública la que encienda las luces.
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