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Dos enfermos mueren en los pasillos del servicio de urgencias del hospital La Paz

El centro admite la saturación en el servicio y los "problemas de comodidad e intimidad"

Oriol Güell

Dos enfermos ingresados en camas en pasillos y zonas de paso de las urgencias del hospital de La Paz murieron en la madrugada del miércoles rodeados de otros (entre ellos, una enferma que pasó cuatro días esperando el diagnóstico de cuatro costillas rotas). Los trabajadores denuncian que "cada día hay entre 30 y 40 enfermos en camas en los pasillos". La dirección admite el colapso y lo atribuye al aumento de pacientes (un 27% más en enero que en el mismo mes de 2006). "Puede haber problemas de comodidad e intimidad, pero la atención médica no se ve afectada", aseguró un portavoz.

María Antonia Cervera y Pilar Rodríguez coinciden en calificar esta semana como "una de las peores" de sus vidas debido al ingreso de sus madres en las urgencias de La Paz.

"Es vergonzoso. La gente está hacinada y el personal no da abasto. No hay intimidad y la asistencia no es la adecuada. Mi madre entró el domingo y hasta el miércoles por la noche no vieron que tenía cuatro costillas rotas. En todo este tiempo ha estado ingresada en los pasillos", se queja María Antonia. "No hay derecho que tengan a gente mayor y enferma en estas condiciones", tercia Pilar.

Las dos mujeres critican que "se lave a todo el mundo delante de todo el mundo" y que los "enfermos pasen tres, cuatro y hasta cinco días en los pasillos sin poder dormir por el trasiego constante de gente". "Un paciente que estaba dos camillas más allá de mi madre murió delante de todo el mundo. Imagínate como se quedan los demás y que forma tan triste de morir", añade María Antonia.

No fue el único caso en la noche del martes al miércoles. No muy lejos, a unos 15 metros en línea recta, otro enfermo murió horas después en una zona de paso del box 3 (espacio para el ingreso), según denunciaron familiares de pacientes y confirmaron ayer unos trabajadores.

La actividad en urgencias era a primera hora de la tarde frenética: los pasillos y las zonas de paso estaban colmadas de camas arrumbadas a la pared y colocadas en fila. Si un paciente debía ser trasladado, casi toda la fila se veía afectada entre las quejas de quienes debían moverse.

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Los 58 puestos de capacidad que tienen las urgencias se ven superados por "20, 30 y hasta 40 enfermos más casi todos los días", denuncia CC OO. "No hay camas libres en planta y el tapón que se forma en urgencias es enorme. Se intenta derivar algunos enfermos a otros hospitales, pero son solo unos pocos", añade el sindicato.

La dirección del hospital admite que sufre una "elevada presión asistencial" y lo atribuye a la población que debe atender (799.000 personas del norte de la capital y la región) y al aumento de personas que acuden a urgencias. "Este enero, por ejemplo, hemos atendido un 27% más de pacientes que el mismo mes de 2006 y un 13% que la media de todo el año", explicó un portavoz.

Éste admitió que la acumulación de camas en los pasillos "causa molestias a los enfermos y les resta intimidad", pero subrayó que "la asistencia médica que se les presta sigue siendo la misma que siempre". Respecto al retraso en algunos diagnósticos y la muerte de pacientes en urgencias, el hospital defiende que "los índices de calidad asistencial y mortalidad son los de un hospital de referencia nacional". "Es una cuestión de comodidad", reitera.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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