Ahmadineyad visita Arabia Saudí, rival regional de Irán y aliado de Washington
El presidente iraní abordará en Riad la violencia en Irak y la inestabilidad en Líbano
Un religioso iraní negó hace unas semanas que la tumba del asesino de Omar, el segundo califa del islam suní, se halle en Irán. Determinar dónde está enterrado Abu Lulu es tarea de arqueólogos. Sin embargo, el asunto se suma a otros gestos con los que el chií Irán trata de tender la mano a los suníes ante los crecientes esfuerzos de EE UU por aislarle dentro del mundo islámico, donde el chiísmo es minoritario. Mañana, el presidente Mahmud Ahmadineyad visitará Arabia Saudí, su rival regional, líder de los suníes y principal aliado de Washington en la zona.
"El asesino de Omar fue un criminal; fue castigado con la muerte y enterrado en la ciudad [saudí] de Medina", asegura en la web de un seminario de Qom el ayatolá Mohamed Ali Taskhiri, jefe del Centro para la Convergencia Religiosa. Su intervención se produjo después de que en una reciente conferencia sobre diálogo interreligioso, el representante iraní fuera objeto de duras críticas por la existencia del santuario de Abu Lulu en Kashan, un lugar venerado por los chiíes más radicales.
La negativa no es banal. Mientras que para muchos chiíes Abu Lulu es un santo, para los suníes se trata del asesino de uno de sus profetas más venerados, y en el creciente clima de animosidad desatado por la guerra en Irak, son pequeños asuntos como ése los que pueden hacer saltar la chispa sectaria. De ahí que las autoridades iraníes, atentas a cualquier incidente que pueda causar tensión entre sus minorías étnicas o religiosas, se apresuraran a pedir que no se responsabilizara a la comunidad suní (9% de sus 70 millones de habitantes) tras el atentado de hace dos semanas en Zahedán.
Unos días antes, el comité supervisor de la prensa cerró el periódico conservador Siyasat-e Ruz por haber publicado un "artículo insultante" hacia los suníes. Y desde que el líder supremo, ayatolá Alí Jamenei, advirtiera el pasado enero de los esfuerzos de EE UU para dividir a las dos ramas del islam e hiciera un llamamiento a la unidad, los observadores han advertido un cambio de tono en el tratamiento de esas cuestiones. Incluso se han asignado fondos para la construcción de mezquitas suníes, una petición largamente desatendida.
Esta "nueva política iraní hacia los suníes", como la denomina Kamal Nazer Yasin, analista de la consultora de riesgos Eurasia Group, no se limita al frente interno. Significativamente, coincide con un momento en que la violencia en Irak y la inestabilidad en Líbano ha inflamado la división entre chiíes y suníes en el mundo musulmán. Irán y Arabia Saudí tienen intereses contrapuestos en esos dos países, lo que sin duda será objeto de discusión en la visita de Ahmadineyad.
La rivalidad entre ambas ramas del islam se remonta a la muerte de Mahoma en el siglo VII, cuando sus seguidores se dividieron sobre la necesidad de que su sucesor tuviera que ser alguien de su linaje (chiíes) o no (suníes). Los suníes ganaron a los chiíes en la batalla de Kerbala y desde entonces han impuesto su visión del islam y marginado a esa minoría, a la que hoy se adhieren entre el 10% y el 15% de los musulmanes. No obstante, los chiíes son mayoritarios en Irán (89%), por lo que tras la revolución islámica (1989), este país se convirtió en el adalid del chiismo. Ahora, la expansión de su influencia en Irak y Líbano, unida a la retórica de su presidente, alarma a los líderes políticos y religiosos de los países árabes vecinos, todos los cuales, a excepción de Irak y Bahrein, son mayoritariamente suníes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.