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Prodi hace de la reforma electoral la prioridad de su nuevo Gobierno

El líder del centro-izquierda italiano no alude a la ley de parejas de hecho

Enric González

Romano Prodi colocó ayer la reforma electoral en cabeza de su programa de Gobierno y prometió conseguirla a través del consenso. Ésa fue la novedad esencial del discurso con el que pidió la confianza del Parlamento, para seguir en su cargo tras la dimisión y la crisis de la semana pasada. Prodi parecía tener atados 158 votos en la votación de hoy, frente a los 157 de la oposición (senadores vitalicios al margen), y subió a la tribuna con el objetivo de no molestar a ninguno de los suyos. Habló de "relanzar" el centro-izquierda, pero la realidad invitaba al escepticismo.

Il Professore subrayó la necesidad de "acabar con la interminable transición" iniciada en 1992, con la caída del régimen democristiano y del Partido Socialista por corrupción manifiesta. La inestabilidad gubernamental que caracterizó Italia durante casi medio siglo terminó con una reforma electoral que favorecía el bipolarismo y los partidos mayoritarios: ésa fue la clave de la tranquilidad con que Silvio Berlusconi gestionó su quinquenio. El propio Berlusconi, sin embargo, cambió de nuevo la ley electoral antes de las pasadas elecciones, para complicar el previsible triunfo del centro-izquierda.

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El presidente de la República, Giorgio Napolitano, encomendó a Prodi una nueva reforma electoral cuando, a falta de alternativas (unas elecciones con la ley vigente habrían arrojado un nuevo empate en el Senado), le concedió el sábado una segunda oportunidad. Todo el Parlamento, oposición incluida, estaba a favor de la reforma. Se trataba, sin embargo, de una misión casi imposible. Bastó escuchar al ministro de Justicia, el centrista Clemente Mastella, para comprender las dificultades. "Estamos a favor de la reforma electoral", dijo tras el discurso de Prodi en el Senado, "y de que sean respetados los grandes partidos, pero también los pequeños".

Misión en Afganistán

Mastella preside Udeur, un partido meridional que en las pasadas elecciones obtuvo medio millón de votos, el 1,4% del total. En teoría, no debería haber entrado en el Parlamento, ya que el mínimo exigido es del 2% de los votos. En la práctica, una cláusula que prima al "mejor perdedor" dio a Mastella y su Udeur 14 diputados, tres senadores y una posición determinante en el mapa político. Para cambiar de forma efectiva la ley electoral, partidos como el de Mastella deberían suicidarse. Cosa improbable.

Sobre la explosiva cuestión de Afganistán, la más amenazante para su Gobierno en caso de que saliera con bien de la votación de hoy, Prodi se entregó a la metáfora. Tenía que decir que la misión militar italiana se mantendría en territorio afgano, en cumplimiento de sus compromisos internacionales, y lo dijo. Pero con frases como ésta: "Nuestros soldados en aquel país son portadores de una cultura de diálogo". Pese a tanta delicadeza, el senador rebelde Franco Turigliatto (Refundación Comunista), uno de los dos que hicieron caer el Gobierno la semana pasada, insistió en que votaría en la moción de confianza, pero no en cuanto se abordara la refinanciación de la misión en Afganistán. Algo parecido indicó el otro rebelde Fernando Rossi (Comunistas Italianos). "Me reservo la posibilidad de disentir", dijo.

Prodi no hizo en su discurso ninguna referencia a la ley sobre parejas de hecho, aprobada por el Consejo de Ministros antes de la crisis y pendiente de trámite parlamentario, y prometió en cambio "mayor atención a la familia" y al "fomento de la natalidad". Fue un intento de mejorar las relaciones con los obispos, muy deterioradas, y de abrir canales de diálogo con el grupo democristiano. Por el momento, el único democristiano atento siguió siendo el tránsfuga Marco Follini, cuyo voto favorable se daba por seguro. Los jefes de fila prodianos esperaban reunir hoy 158 votos, más otros cinco o seis de senadores vitalicios. Esas cifras permitirían superar temporalmente la crisis.

Romano Prodi es felicitado tras su discurso de ayer en el Senado.
Romano Prodi es felicitado tras su discurso de ayer en el Senado.AP

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