El Picasso más íntimo y desgravable

El Museo Picasso Málaga alberga desde ayer dos nuevos inquilinos que reforzarán el carácter familiar de la pinacoteca. La ministra de Cultura, Carmen Calvo, depositó a mediodía los óleos Retrato de Paulo con cuello blanco y Retrato de Olga, ejecutados por el pintor malagueño en 1922 y 1923 respectivamente y que podrán contemplarse a partir del próximo lunes en la sala dos del museo, una vez que los conservadores confirmen y certifiquen su buen estado aparente.

Los cuadros fueron adquiridos el 17 de febrero por Unicaja, que pagó tres millones de euros a la última esposa del artista, Jacqueline, y la hija de ésta. La entidad financiera, principal mecenas del centro expositivo, los donó al Estado, que a cambio descontará su valor en la cuota del Impuesto de Sociedades para 2006 de la caja de ahorros malagueña.

En el Retrato de Olga, Pablo Picasso (1881-1973) pinta a la bailarina de ballet Olga Khokhlova, a la que conoció en Roma y con la que se casó en 1918. Este óleo sobre tela de 33 por 24 centímetros refleja a una mujer con la mirada penetrante y al tiempo melancólica. La ministra Carmen Calvo citó al catedrático de Historia del Arte Contemporáneo Valeriano Bozal para describir esta obra: "[Es un ]retrato íntimo, que al mirarlo suscita cierta sensación de estar descubriendo un aspecto de la relación entre Picasso y Olga".

El protagonista del segundo cuadro es Paulo, el primogénito del pintor, quien sería marido y padre de Christine y Bernard Ruiz Picasso, donantes de los fondos que permitieron fundar el Museo Picasso Málaga en octubre de 2003. El Retrato de Paulo con cuello blanco plasma la felicidad del padre primerizo y, según Calvo, "refleja la cara de un ángel del barroco y el rostro de un andaluz". Esta obra, en la que Picasso usa el color para modelar la cara de Paulo, se complementa en el Museo Picasso Málaga con otros retratos anteriores de su primer hijo como Retrato de Paulo con gorro blanco y Paulo sobre un asno.