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Reportaje:

La ciudad y su mito

18 cineastas se inspiran en París para rodar sendas historias de amor

Oficialmente, París es la ciudad del amor, de los enamorados, aquélla en la que no conviene cruzar la mirada con los pasajeros/as del metro so pena de sentir un arrebato por esos ojos. ¿Y Venecia? ¿Y Roma y su fontana de Trevi? ¿Y Teruel? La capitalidad del amor anda muy disputada pero París cuenta con varias ventajas, entre ellas, el ser sede de una industria cinematográfica y, por consiguiente, aparecer en muchas películas.

Y quien dice películas dice historias de amor. La última -¿o ya es la penúltima?- se titula Paris, je t'aime y reúne a 18 directores, cada uno de ellos responsable de contar eso, una historia de amor, en seis minutos, ateniéndose a un presupuesto común y situándolas en 18 barrios distintos de la capital francesa.

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Miradas sobre el amor

En el origen del proyecto estaba Emmanuel Benbihy, que tuvo la idea. O que retomó la idea. En 1965, Claude Chabrol, Jean-Luc Godard, Jean-Daniel Mollet, Eric Rohmer y Jean Rouch filmaron Paris vu par... y se aprovecharon de la misma sencilla evidencia: hacer cinco cortometrajes -o 18- y pegarlos sale más barato que rodar un largometraje. Y te permite presentar un reparto de actores y directores inigualable: Steve Buscemi, Juliette Binoche, Leonor Watling, Sergio Castellito, Nathalie Portman, William Dafoe, Ben Gazzara y otros muchos se ponen al servicio de Gus van Sant, Isabel Coixet, Wes Craven, Olivier Assayas, Walter Salles, Nobuhiro Suwa, los hermanos Coen, Tom Tykwer, Alfonso Cuarón, Sylvain Chomet, Christopher Doyle, Vincenzo Natali, Alexander Payne y Richard LaGravenese.

El pobre Benbihy, que tenía como misión engarzar los episodios y buscar socios productores, acabó siendo defenestrado por éstos, probablemente para bien de la película aunque no esté bien visto decir esto pues suena a declararse en contra de los autores. Pero 18 autores ya son más que suficientes, demasiados.

En las películas de episodios nunca gana el mejor sino el que más sorprende. Hay que contar algo insólito o hacerlo con humor. Los hermanos Coen lo saben y se montan una bonita historieta en la que un americano recibe una paliza en una estación de metro bajo la sonrisa irónica de La Gioconda.

También lo sabe Christopher Doyle, que juega la carta de la comedia musical kitsch, o Gus van Sant, que cuenta un chiste. Otros, más serios, más respetuosos con el proyecto y con el tema del amor, optan por el misterio -el japonés Suwa- o por el drama romántico, como es el caso de Isabel Coixet. El conjunto es deslavazado, sugerente, irregular y digno de curiosidad. No está mal para 18 películas.El conjunto es deslavazado, sugerente, irregular y digno de curiosidad

Fotograma de <i>Paris, je t&#39;aime,</i> de Alfonso Cuarón.
Fotograma de Paris, je t'aime, de Alfonso Cuarón.
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