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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El último rugido del león

"Ese país tranquilo / cuyos contornos son los de tu cuerpo / da ganas de morir recordando la vida", escribía el poeta Jaime Gil de Biedma en Un cuerpo es el mejor amigo del hombre, pieza que podría haber inspirado un elocuente título alternativo para Venus, el traje (de gala) testamentario que Roger Michell ha confeccionado a la medida de un Peter O'Toole que aún se muestra capaz de romper costuras.

Michell, que obtuvo su mayor triunfo comercial con Notting Hill (1998) y que estrenó recientemente en nuestro país El intruso (2004), su adaptación de la novela Amor perdurable, de Ian McEwan, cuenta aquí, como en The mother (2003) y su adaptación televisiva de El buda de los suburbios (1993), con la complicidad del escritor Hanif Kureishi, autor de un guión original que mezcla, en equitativas proporciones, vitriolo terminal, sabiduría humanista y notas elegiacas.

VENUS

Dirección: Roger Michell. Intérpretes: Peter O'Toole, Jodie Whittaker, Leslie Phillips, Vanessa Redgrave. Género: Comedia elegiaca. Reino Unido, 2006.

Venus es una de esas películas que no pueden ser contadas, porque en ella el tono lo es casi todo y el resto (que es mucho) lo completan sus actores en estado de gracia. Bajo la inspiración matizadamente perversa del Diario de un viejo loco, de Junichiro Tanizaki (que James Ivory quiso llevar al cine), Kureishi no ha escrito una comedia romántica, sino la crónica del diálogo imposible entre un cuerpo viejo y un cuerpo joven; la historia, a la vez muy sucia y muy pura, de la fascinación de un sátiro carcamal, culto, obsceno y crepuscular, por la vital y desvalida ordinariez de una chica con los dedos manchados de ganchitos y los labios mojados en Bacardi Breeze.

Humbert Humbert y Lolita reubicados en un universo de telecomedias (en las que siempre hay un papel para actores encasillados en el rol de cadáver) y oleosos puestos de fish'n'chips. Una reveladora escena sintetiza el espíritu de esta anómala historia de amor cuyos personajes parecen hablar idiomas irreconciliables: cuando Maurice (Peter O'Toole) cita a Macbeth, Jessie, la joven white trash a la que insufla alma y corazón la portentosa Jodie Whittaker, contraataca con un estribillo de Kyle Minogue.

Peter O'Toole afronta su personaje con la ferocidad del león decrépito dispuesto a inmortalizar en el aire su último rugido: sus escenas con Vanessa Redgrave -en las que ambos actúan como magullados ex combatientes de la guerra de sexos- y con el veterano Leslie Phillips -lección magistral de timing cómico- funcionan como lujo añadido a una historia conmovedora, rodada con tanto desaliño formal como contagioso amor por su material humano y literario.

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