_
_
_
_
Juicio por el mayor atentado en España
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Viaje hacia el centro de la operación

Si posas la mirada sobre la pecera la escena se repite. No, lo interesante no son las caras de Rafá Zohuier, cuya vocación de bufón de programa rosa es algo tardía. Los que llaman la atención son Youssef Belhadj y Abdelmajid Bouchar.

Siguen sin perder detalle las declaraciones de todos los acusados. Prácticamente no hablan con nadie. Son lo que queda del estado mayor de la operación. Poco a poco, con sacacorchos, aquellos acusados que fueron los últimos en ver con vida, que diría Truman Capote, a Jamal Ahmidan, El Chino, van aportando detalles sobre la conspiración islamista radical que diseñó y ejecutó el atentado. Desde Rachid Aglif, presunto integrante del grupo terrorista, hasta Hamid Ahmidan, primo de Jamal, pasando por Saed El Harrak, o Mohamed Larbi.

Aglif conoció a El Chino desde muy pequeño. No parece tener dudas que lo que ocurrió el 11-M ha sido obra de su viejo amigo, quien cambió de personalidad después de regresar de Marruecos, donde pasó una temporada en la sombra. "Más serio, más cerrado, extremadamente religioso", explicó.

Fue Aglif quien participó en la reunión del McDonald's de Carabanchel, el 28 de octubre de 2003, en la cual El Chino se reunió con el ex minero José Emilio Suárez Trashorras y su esposa, Carmen Toro. "Fui con Zohuier. Cuando llegamos no nos presentamos. A comer hamburguesas. Como yo no las como de carne, sino de pescado, y éstas siempre tardan más fui el último en subir al comedor. Me senté en una mesa aparte. Yo en sus cosas [de Ahmidan] no entro. Allí se iba a llevar rata y dinero", narró Aglif, refiriéndose al tráfico de drogas. Asegura que no oyó nada de explosivos.

Esta reunión es clave. La otra conspiración, aquella que impulsa el PP y que las asociaciones de víctimas vinculadas introducen en el juicio, busca por todos los medios desdibujarla. La abogada de la AVT, por ejemplo, preguntó a Aglif aquello que suele intentar sonsacar a casi todos los acusados.

- ¿Estaba usted vigilado por la policía o el CNI antes de los atentados?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

- Eso me hubiera gustado. ¡Se sabría quién soy yo y lo que he hecho!, exclamó Aglif.

Quizá se hablara ayer demasiado de la guerra de Irak, sobre todo durante la declaración de Mohamed Larbi, un hombre que ha tenido vinculación directa con Mohamed Alfallah, presuntamente huido de la casa de Leganés donde se suicidaron siete terroristas, y de quien se sospecha que huyó de España rumbo a Bagdad. Larbi pudo haberlo ayudado en esta salida.

Sería por eso acaso que cuando llegó la declaración de Hamid Ahmidan, el abogado que representa a la asociación de ayuda a las víctimas del 11-M, aun cuando Hamid anticipó que no respondería más que a las defensas, metió directamente a ETA. La idea es que cuando Hamid estuvo los días previos al atentado en la finca de Morata de Tajuña, había unos desconocidos con El Chino que se dedicaban a montar las bombas. ¿Quiénes eran esos desconocidos? Y, claro, el explosivo. ¿Aparte del explosivo de Asturias, alguien les proporcionó dinamita Titadyne?

No, no fue por la presencia de Irak en la sala. Se trata de bombardear el juicio no sólo desde fuera, es decir, desde los terminales mediáticos de la otra conspiración, sino también desde dentro.

Rachid Aglif.
Rachid Aglif.SCIAMMARELLA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_