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94 mayores de 65 años murieron solos en casa el año pasado, uno cada cuatro días

PSOE e IU reclaman al Ayuntamiento "todas las medidas" para acabar con "este drama"

F. Javier Barroso

Con una mano en el pecho, en pijama y sobre la cama de su dormitorio. Así acabaron los días de Emilio R. G., de 72 años, en su casa de la calle de Alcántara. Su cuerpo fue encontrado el pasado agosto tras cinco meses sin que nadie supiera de él, sin que nadie tampoco se hubiera preocupado de saber. Emilio fue una de las 94 personas mayores que murieron solas en sus domicilios en 2006. Nadie las había reclamado y los servicios sociales no habían logrado mitigar su soledad. Estos datos, confirmados por fuentes judiciales, son negados por el Ayuntamiento, que reduce la cifra a 13 porque éstas son las personas que fallecieron en total abandono y llevaban al menos tres días muertas cuando fueron encontradas.

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La oposición municipal, formada por PSOE e IU, considera "escalofriantes" estas cifras y exige al PP que deje de falsear los datos y adopte "todas las medidas" necesarias para "terminar con este drama".

La población de la capital, según el padrón a 1 de enero de 2006 -el último oficial del Ayuntamiento de Madrid-, alcanza los 3,2 millones de personas. De ellos, 600.000 ciudadanos tenían 65 o más años. Esto representa el 18,75% del total de los habitantes. Los mayores de 80 llegan hasta los 162.830 empadronados, un 5% de la población.

Los datos judiciales de los que dispone EL PAÍS han revelado que el año pasado murieron 134 personas solas en su casa, de las que 94 tenían 65 o más años: una cada cuatro días. Esta cifra se repite en los últimos años, pese a que el Ayuntamiento lleva una contabilidad completamente distinta y asegura que las personas muertas en soledad son muchas menos.

En 2006, por primera vez, han fallecido en estas circunstancias el mismo número de hombres que de mujeres, según los datos judiciales. Estos datos reflejan un cambio de tendencia, ya que en años anteriores eran las viudas las personas halladas sin vida en mayor proporción.

Las cuentas que maneja la Concejalía de Empleo y Servicios al Ciudadano, a cuyo frente está la edil Ana Botella, son muy distintas. Para ser consideradas como víctimas de la soledad por el Ayuntamiento, los mayores deben cumplir dos requisitos: el primero, llevar muertos un mínimo de tres días cuando son encontrados; el segundo es que ninguna persona sea responsable, directa o indirectamente, del mayor.

Según el director general de Mayores, Florencio Martín Tejedor, un total de 77 personas fueron halladas muertas en soledad durante los últimos 12 meses. Sin embargo, sólo 13 de ellas estaban solas según el criterio que aplica el Ayuntamiento.

El PSOE e IU discrepan abiertamente de esta forma de afrontar y contabilizar una realidad social, y culpan al departamento de Ana Botella de falsear los datos para eludir sus responsabilidades. El portavoz del PSOE en el Consistorio, Óscar Iglesias, califica de "auténtico escándalo social" permitir que en una capital como Madrid muera una persona en soledad cada cuatro días. "Es necesario menos propaganda y más presupuesto y sensibilidad social hacia los mayores para combatir el abandono. Una sociedad que no se ocupa de sus mayores está condenada al fracaso", resumió el concejal socialista.

El problema de las muertes de mayores en soledad es fruto, según Iglesias, de la falta de presupuesto del Ayuntamiento: "Sólo un 2% del presupuesto municipal se dedica a las más de 600.000 personas mayores que viven en Madrid", afirma.

"La falta de voluntad política lleva al alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, a recurrir a argucias como supuestos estudios que determinan que hay muy pocas personas mayores en situación de riesgo o aislamiento en nuestra ciudad. ¿Para qué? Para justificar su falta de respuesta a este grave problema", añade Iglesias. Él recuerda que un estudio municipal sobre mayores frágiles con alto riesgo de aislamiento social llegaba "a la increíble conclusión" de que en 2005 sólo había seis personas en esa situación.

El PSOE propone que sea elaborado un mapa sociosanitario de las denominadas "personas de alto riesgo" (las mayores de 80 años) y de las dependientes, para conocer sus objetivos y necesidades. Además, se las debe dotar de los servicios sociosanitarios y recursos para posibilitar la permanencia en su domicilio.

La portavoz de IU en el Ayuntamiento, Inés Sabanés, es de la misma opinión que su homólogo socialista: "Los servicios sociales municipales trabajan como mucho a respuesta de las demandas, pero nunca con carácter preventivo", dice. "Lo que deberían hacer es saber en todo momento qué pasa con las personas mayores de 80 años y acudir a todos los sectores implicados. Además, han creado un complejo entramado de estadísticas y embrollos contables para evitar reconocer un problema que aumenta día a día. El equipo de gobierno del PP es especialista en el maquillaje estadístico. Como siempre, se trata de una huida hacia delante", añade la portavoz de IU.

Sabanés exige una mayor coordinación entre los servicios sociales y los responsables sanitarios, de forma que estos últimos alerten a los primeros de los posibles casos de abandono o de personas con necesidades especiales. "Ya en el mandato pasado fuimos al Defensor del Pueblo y éste concluyó que se tomaran medidas. Desde entonces, no sólo no se ha hecho nada sino que se ha ido hacia atrás", concluye.

Un grupo de mayores camina por el paseo del Pintor Rosales.
Un grupo de mayores camina por el paseo del Pintor Rosales.GORKA LEJARCEGI

Mal comienzo de 2007

El comienzo de 2007 no ha sido favorable para las personas mayores que viven en soledad. Desde que las campanadas de la Puerta del Sol marcaron el inicio del año, 15 personas mayores de 65 han sido halladas sin vida en sus domicilios (una cada tres días). Diez eran hombres, y el resto mujeres.

La cifra suele aumentar en los meses de verano. Las altas temperaturas y la falta de control de la medicación, junto con los problemas de deshidratación y ataques agudos de las dolencias, suelen disparar la mortalidad de personas mayores de 65 años, según reconocen fuentes médicas. Los animales de compañía se han mostrado como un buen aviso para hallar a las personas que han sufrido un problema o que han fallecido.

Las mascotas no pueden moverse del domicilio, por lo que se ponen a ladrar o aullar ante la ausencia de movimiento de sus dueños. Este ruido incesante hace que los vecinos se pongan en alerta y avisen a los servicios de emergencia. Muchas veces ya resulta demasiado tarde, porque el afectado ha perdido la vida.

El ruido permanente de un televisor o de una radio, en especial a altas horas de la madrugada, puede alertar también de que el mayor ha sufrido algún tipo de percance. Pero el mejor instrumento para detectar los problemas que puedan sufrir los mayores son los vecinos atentos. El hecho de dejar de ver a un vecino mayor durante varios días o la ausencia de movimiento en las viviendas colindantes activa las alarmas y hace que los servicios de emergencia intervengan, aunque en ocasiones sea tarde. Otras veces estos vecinos avisan a los familiares para que se hagan cargo de la situación.

El peor de los finales posibles es el que revela el hedor que despiden los cadáveres cuando se hallan en avanzado estado de descomposición, en especial en verano, y tras varias semanas o incluso meses sin que nadie se haya preocupado por el fallecido. En estos casos, el desagradable olor se convierte en otra señal de un desgraciado final.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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