Entrega moderada en Dos Hermanas
Ana María Ortega cumple hoy 34 años, pero ya lleva ocho convocatorias ante las urnas a sus espaldas como apoderada del PSOE en un colegio electoral de Dos Hermanas (114.672 habitantes), el pueblo más grande de la provincia de Sevilla y también uno de los graneros de voto más seguros de los socialistas. Con un electorado fiel que elección tras elección le da la mayoría absoluta, este municipio es un buen pulsómetro de la capacidad de movilización del PSOE. Si en Dos Hermanas no hay ambiente de victoria en una jornada electoral, malo. Y a mediodía de ayer, no había un diagnóstico unánime.
Ana María Sánchez, con su experiencia de elecciones y referendos previos, se mostraba optimista. "Ya ha votado el veintipico por ciento del censo", aseguraba sobre las 13.00 de ayer. "Lo normal en otras elecciones a esta hora". En el mismo colegio, el Vicente Aleixandre, el presidente de la mesa B tenía una opinión más moderada. A su juicio, había "menos afluencia" que la que se ha encontrado en otras ocasiones cuando ha ido a votar. Y "mucha menos" que en su anterior experiencia en una mesa electoral, en unas generales "hace como 15 años". "Será que era otra época y, sobre todo, otro tipo de convocatoria. Pero tuvimos más trabajo. Hoy no deja de venir gente, pero no hay colas".
Si bien es cierto que las estadísticas advierten de que Dos Hermanas nunca se ha entregado a los referendos con especial entusiasmo. De los seis que se han convocado desde 1976, en cuatro, incluido el del Estatuto de 1981, la participación en este municipio ha estado por debajo de la media.
Maribel García tenía 19 años en 1981 y fue a votar el Estatuto con sus padres y sus dos hermanas. Ayer fue sola y sus hijos de quedaron durmiendo. "Yo les diré esta tarde que vengan, que es importante, pero no tengo mucha confianza", advierte. La del sábado fue noche de carnaval en Dos Hermanas y muchos sospechan que pasará factura en las urnas. "Aquí está votando gente, pero jóvenes pocos. Más bien ninguno", cuentan los tres componentes de una de las mesas electorales del colegio público Enrique Díaz Ferreras. Para ver algún joven ayer por las calles de Dos Hermanas, lo mejor era acercarse a la estación de Renfe, fin del trayecto para los que habían pasado la noche de carnaval en Cádiz. A las 13.45 acaba de llegar un tren y los bancos ubicados a las puertas de la estación están repletos de presos, brujas y caperucitas rojas con minifalda. "No tengo ni idea del Estatuto", confiesa Sergio Barrera, de 19 años, que, disfrazado de policía d espera que le vengan a recoger en coche para llevarlo a su casa, en Pedrera (Sevilla). "Desde luego me voy a acostar según llegue y no me voy a levantar para votar".
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