Buenos números y dióxido

¿Cómo pueden conciliarse dos titulares como los de su editorial del 14 de febrero, Todos contra el dióxido y Buenos números? Todos saben que existe una expresión mágica, desarrollo sostenible, que, como todo lo mágico, existe sólo en los cuentos y en la imaginación. Los buenos números no se refieren a más felicidad, más salud, más tiempo libre, mejores condiciones laborales, etcétera. Hacen mención, básicamente, a más consumo. El consumo necesita energía. El consumo de energía produce gases de efecto invernadero. Cuando la temperatura aumente, la mayoría de nosotros compraremos y utilizaremos más aparatos de aire acondicionado. Cuando llueva menos, exigiremos que se desalinice el agua del mar o que se traslade hielo del que quede en los casquetes. Mientras tanto, en Reyes, en las rebajas de enero, en el Día de San Valentín, en los Carnavales, en Semana Santa, en el Día del Padre, en el Día de la Madre, en las rebajas de julio, en las vacaciones de verano, en el día de Papá Noel, y en todas cuantas ocasiones tengamos, consumiremos y consumiremos. Renovaremos nuestro vestuario en cada temporada, también los muebles pasados de moda, el ordenador se nos quedará pequeño para el nuevo juego, la máquina de 10 megapíxeles será una necesidad y el móvil con tele, imprescindible. Los números irán mejor. El dióxido, también.