Novartis reclama que se derogue la ley de patentes india por "inconstitucional"
La ex presidenta suiza y el nobel Desmond Tutu piden al laboratorio que retire la demanda
El juicio de Novartis contra la ley de patentes india comenzó ayer con un nuevo argumento de la farmacéutica: "La ley es inconstitucional". En el proceso, que tiene lugar en Chennai (la antigua Madrás) se decidirá si en India se pueden seguir produciendo los genéricos del medicamento Glivec, que ha revolucionado el tratamiento de la leucemia mieloide, o si se le otorga la exclusividad de producción y comercialización a Novartis. Las ONG advierten que lo que está en juego va mucho más allá: que India pueda seguir abasteciendo de genéricos a los países pobres.
Hasta ahora la multinacional sólo había aducido que la ley viola la normativa de la Organización Mundial del Comercio (OMC), por saltarse la protección de la propiedad intelectual, según explicó a EL PAÍS Soli Bhushan, el abogado que lidera la defensa de Novartis y ex asesor del Gobierno indio en materia constitucional.
La ley de patentes india entró en vigor en 2005, a instancias de la OMC. Esta norma establece que se podrían patentar los productos registrados a partir de 1995. El problema con el imantinib, según un documento oficial indio, es que tiene dos fechas de registro: una en 1993, cuando se inscribió la sustancia pura; y otra en 1998, cuando se apuntó un derivado -en este caso, una sal, el mesilato-, que fue el que finalmente se comercializó.
Cambio sustancial
Las ONG y la oficina de patentes estiman que entre ambas formulaciones no hay un cambio sustancial, por lo que debe tenerse en cuenta la más antigua, que deja fuera de patente la molécula en India. Esta decisión se ampara en la sección 3d de la ley, que establece que no se podrán a volver a patentar "sales, ésteres, éteres [u otras nuevas presentaciones químicas de una sustancia] salvo que tengan propiedades significativamente diferentes" que el producto original. Estos cambios entre la molécula inicialmente patentada y la que se comercializa son frecuentes, y los laboratorios los defienden como "innovación incremental" que justifica una nueva patente, informa Emilio de Benito.
El abogado de Novartis rechaza esta interpretación. Bhushan adelantó ayer su postura: "Que la oficina de patentes, con sus propios criterios, deniegue la exclusividad a un medicamento por no considerarlo una innovación es irracional". Según el letrado, esta norma conlleva arbitrariedad.
Los dos jueces pidieron al Gobierno que se defienda en las próximas audiencias. Los representantes oficiales se conformaron con escuchar las ponencias y afirmaron que el lunes presentarán pruebas para defender la constitucionalidad de la ley.
Desde la oficina del laboratorio en Basilea (Suiza), un portavoz de la compañía indicó que "la patente de 1993 es para sintetizar la molécula de imantinib, y representó el primer paso en el proceso del desarrollo de Glivec. Es importante entender que esta molécula no podía ser tomada por los pacientes en forma de píldora. Por tanto, hubo que desarrollar la sal mesilato y, posteriormente, su forma cristalina para que los pacientes pudieran recibir tratamiento. Esta última forma es el medicamento Glivec", y es el que debe ser patentado, y la que está registrada en más de 40 países.
Pero ésta es una batalla más allá del Glivec. Otros 9.000 medicamentos esperan a que se les garantice la exclusividad. De ellos, 11 son para tratar el VIH, y hay varios casos parecidos: moléculas anteriores a 1995 con modificaciones posteriores.
A quienes piden que Novartis no recurra la ley se sumaron ayer la ex presidenta suiza Ruth Dreifuss y el arzobispo y Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu. "Las personas, no los beneficios, deben estar en el centro de la ley", dijo Tutu. También apoyan la petición el ministro de Cooperación alemán, Frank-Walter Steinmeier; el ex enviado especial de la ONU para el VIH / Sida en África Stephen Lewis, y el nuevo director del Fondo Mundial para la lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, Michel Kazatchkine.
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