Tres generaciones de la banda Baader-Meinhof
La primera generación terrorista, la del grupo o banda Baader-Meinhof, concluyó tras la inmolación en la cárcel de Stammheim de sus cabecillas. Primero, Ulrike Meinhof en mayo de 1976, y después el suicidio colectivo de Andreas Baader, Gudrun Ensslin y Jan Carl Raspe, en octubre de 1977.
La segunda generación es la de Brigitte Mohnhaupt y Christian Klar. La idea central era sacar a los presos de la RAF de la cárcel. Desde entonces, la guerrilla urbana se convirtió cada vez más en una lucha para sobrevivir y no caer en manos de la policía. Varios terroristas, al advertir su fracaso, negociaron refugiarse en la Alemania comunista, con la venia del régimen prusiano-estalinista.
La tercera generación contaba con unas 250 personas y un núcleo duro de entre 15 y 20. Fue la de los últimos coletazos y todavía tuvo tiempo para cometer algunos asesinatos, como el del presidente del Deutsche Bank Alfred Herrhausen, en noviembre de 1989, y el del jefe de la Oficina de Privatizaciones de la desaparecida República Democrática Alemana, Karsten Rohweder, en abril de 1991.
Desde entonces, salvo el enfrentamiento armado en la estación de Bad Kleinen, cuando en un confuso incidente murieron un policía y un terrorista, no se han cometido más crímenes terroristas.
El 20 de abril de 1998, en un escrito enviado a la policía federal criminal (BKA) en Wiesbaden, se daba cuenta del "fin del proyecto. La guerrilla urbana en la forma de la RAF ha pasado a la historia".
Cuando Mohnhaupt salga de la cárcel, sólo quedarán dentro Klar, pendiente del indulto presidencial, Eva Haule y Birgit Hogerfeld, de la llamada tercera generación. Todos ellos condenados a cadena perpetua. A Haule, de 52 años, se la condenó por tres asesinatos y 23 tentativas de asesinato.
Hogerfeld fue condenada a cadena perpetua por el asesinato de un soldado norteamericano para quitarle su tarjeta de identidad y un atentado con bomba a la base aérea de EE UU del Rin-Meno en el que murieron dos militares.
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