Los brasileños, preocupados por el cambio de ritmo en el Carnaval
Personalidades de la cultura denuncian la 'extranjerización' de la fiesta
Dice el tópico que sólo hay dos cosas que levantan la pasión de los brasileños: el fútbol y el Carnaval. Pero a escasas horas de que las ciudades y pueblos del gigante suramericano se sumerjan en una interminable fiesta de música, danza, colores y baile, han comenzado a alzarse voces contra la "extranjerización" de las fiestas. Porque una cosa es que millones de visitantes contemplen los monumentales desfiles y participen de la fiesta -o incluso que algunos afortunados consigan desfilar enrolados provisionalmente en las gigantescas escolas do samba- y otra muy diferente es que los brasileños bailen y desfilen a ritmos creados fuera del país.
La controversia ante la extranjerización, que lleva algunos años gestándose, se ha acentuado este año porque además del DJ británico Fatboy Slim, está previsto que actúen Shakira, Santana, Ziggy Marley, además de DJ brasileños con ritmos electrónicos de importación. Ciertamente, no es la primera vez que los artistas de moda aprovechan el tirón del Carnaval para realizar actuaciones con un público de cientos de miles de personas delante, pero la progresión de este tipo de eventos ha levantado las protestas de personajes de la cultura brasileña que denuncian una privatización del Carnaval. Desde el jueves y hasta el Miércoles de Ceniza, unas 85.000 personas se agolparán cada jornada en el sambódromo de Río de Janeiro a la puesta de sol para ver en directo el desfile de las multitudinarias escolas do samba, que compiten por el título de vencedor.
El concurso -cuyos desfiles son televisados en directo y comentados como si se tratara de un partido de fútbol- despierta una gran expectación, tanta que sólo a los ensayos celebrados la semana pasada acudieron ya unos 60.000 espectadores. El año pasado, la escola ganadora desfiló bajó el título de Loco por ti, América, y fue financiada por el presidente venezolano, Hugo Chávez.
Y haciendo bueno el dicho de que más vale prevenir, el Gobierno brasileño anunció ayer que distribuirá 10 millones de preservativos por todo el país, que suman a los 15 millones de camisinhas ya repartidas con vistas al Carnaval. El dato no ha escapado a los humoristas brasileños, dado que toca, más o menos, a un preservativo por cada siete ciudadanos, excluyendo visitantes.
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