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Reportaje:

El burro catalán, a juicio

Un diseñador y dos jóvenes reclaman al juez los derechos de la popular figura, convertida en símbolo de catalanidad

Esta es una crónica de burros. De burros catalanes, para ser exactos, y un ejemplo de lo que puede llegar a la mesa de un juez. En este caso el pleito es sobre quién posee los derechos de una figura difundida a millares en camisetas, llaveros y, sobre todo, adhesivos que han sido colocados en los vehículos como símbolo de catalanidad.

En el Juzgado de lo Mercantil número 3 de Barcelona se celebró ayer el juicio y en los próximos días se conocerá la sentencia. El magistrado José María Fernández Seijo deberá resolver las demandas cruzadas que se han presentado el diseñador de Sant Cugat del Vallès Eloi Alegre y los jóvenes de Banyoles Jaume Sala y Àlex Ferreiro. Se reclaman mutuamente 30.000 euros de indemnización y, lo que es más importante, el reconocimiento judicial sobre quién es el propietario de los derechos de un logotipo del que se pueden obtener grandes réditos comerciales.

El caso arranca de 2003, cuando Alegre dibujó la silueta del burro, que después utilizó como emblema la Asociación para el Fomento de la Raza Asinina Catalana (AFRAC). Esta entidad editó en su día unos adhesivos que recibieron, entre otros, Sala y Ferreiro. Al comprobar que el logotipo tenía un éxito inesperado entre la población y que se extendió su colocación en la parte trasera de los vehículos, ambos pidieron pidieron permiso para comercializar la imagen del burro.

La difusión fue masiva, por lo que en abril de 2004 el diseñador reclamó de Sala y Ferreiro que le reconociera la autoría del logotipo. Las partes firmaron un contrato ante notario y Eloi Alegre recibió 700 euros de indemnización y la devolución de 150 reproducciones de la figura del burro.

Silueta modificada

Tras ese acuerdo, Sala y Ferreiro modificaron ligeramente el diseño inicial del asno suprimiendo la crin y los testículos. También cambiaron la cola tiesa por otra caída. La nueva imagen fue inscrita en el Registro de la Propiedad Intelectual y el nuevo logotipo fue lanzado en una campaña de promoción como alternativa al toro de Osborne "para hacer apología del catalanismo", según declaró ayer Sala en el juicio.

Sala también reconoció que en su día cobró 25.000 euros para ceder los derechos de imagen del burro, mientras que Alegre le demandó porque no se le ha reconocido públicamente como el autor del logotipo. Sala y Ferreiro, por su parte, acusan al diseñador de ponerse en contacto con varias firmas comerciales para atribuirse la campaña de difusión del animal.

Más allá de lo que decida el juez, lo cierto es que el burro retocado ha sido el más difundido y que en la supuesta simbología que entraña ha terciado hasta el propio Jordi Pujol. "Ni el símbolo de Cataluña puede ser un burro, ni la broma puede ser un arma de concienciación de la gente. Un burro no aspira a la victoria, ni siquiera al respeto", escribió el ex presidente de la Generalitat en su web.

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