"No vea televisión, ¡hágala!"
'HoritzóTV' es un proyecto audiovisual alternativo que se celebra en Barcelona y permite al público diseñar sus propios programas
"No vea televisión... ¡Hágala!". Con este lema apareció en Caracas, en marzo de 2001, CatiaTVe, la primera televisión comunitaria de Venezuela, que desempeñó un papel fundamental en la restitución del poder al presidente Hugo Chávez, tras el frustrado golpe de Estado de 2002. Uno de sus fundadores, Ricardo Márquez, ha estado en Barcelona para participar en HoritzóTV, un proyecto de Clara Garí, directora del Centro de Creación Contemporánea Nau Côclea que presenta las diferentes alternativas de la comunicación audiovisual actual, como microtelevisiones, Tvblogs en Internet, televisiones comunitarias analógicas y telestreets, o como se denominan en Italia las televisiones libres.
HoritzóTV, abierta en la sala de exposiciones La Cappella de Barcelona hasta el 1 de abril, no se limita a ofrecer diversas programaciones temáticas, que ilustran el panorama dinámico y fragmentado de las cadenas alternativas, sino que incluye un verdadero plató, desde el cual -a lo largo de este mes, de martes a sábado, de 16 a 20 horas- se emite en streaming (en tiempo real, sin necesidad de descargar previamente los archivos en el ordenador), a través de Internet.
De esa forma, el público, además de ver en vivo cómo se hace la que Garí define "una televisión horizontal y no profesional, sin equipos sofisticados ni vinculaciones con grupos de poder económico o político", podrá participar en las transmisiones y ofrecer sus propias producciones.
"El plató está abierto a todos los que quieran hacer su programa", asegura Garí. Al emitir vía Internet (www.horitzo.tv), toda la programación -nuevos formatos de noticiarios, debates sobre el monopolio, programas de entretenimiento, música, circo y poesía e intervenciones de representantes de las televisiones libres de diversos países- se almacena en el archivo para que el público la pueda ver cuando prefiera.
Los canales comunitarios están teniendo una gran expansión en las comunidades indígenas y los barrios marginales de las metrópolis de América Latina, donde se han convertido en una herramienta pacificadora, capaz de resolver conflictos sociales y contribuir a la autogestión civil. Catia TVe, que fue objeto de una verdadera persecución por parte del alcalde de Caracas, ahora llega a más de seis millones de habitantes, emite 14 horas diarias y el 80% de programas los realiza la gente. "Para que la producción no se quede en manos de unos pocos, ya familiarizados con la tecnología audiovisual, organizamos talleres prácticos y les facilitamos todos los equipos", explicó Márquez. "Es necesario proporcionar a la gente un espacio de expresión y al mismo tiempo fortalecer los contenidos para constituir una verdadera alternativa", añadió Cristian Valdivia, uno de los fundadores de Señal 3 La Victoria, un canal colectivo de Santiago de Chile, que emite desde una población símbolo de la lucha contra la dictadura de Pinochet y sus secuaces y las desigualdades. "Actualmente llegamos a unos 800.000 hogares, pero queremos expandirnos a través de Internet y crear una red de cadenas comunitarias de América Latina", explica Valdivia.
"Las televisiones libres son áreas del paisaje mediático ajenas a las leyes del beneficio y de la guerra, pero también de la soledad y el ansia competitiva", señala Franco Berardi, Bifo, uno de los fundadores de Orfeo TV de Bolonia, que dio comienzo al fenómeno de las telestreets italianas, nacidas con el objetivo de oponerse a la ley de las licencias radio-televisivas y de ofrecer una alternativa al duopolio de la RAI, la televisión estatal, y Mediaset, las cadenas propiedad de Silvio Berlusconi.
Además, del 13 al 17 de febrero, NeokinokTV, un proyecto de televisión artística experimental, fundado en Barcelona por Daniel Miracle, dará voz a los protagonistas de la comunicación audiovisual alternativa española.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.