La policía británica desbarata un plan para secuestrar y decapitar a un soldado musulmán
Detenidos en Birmingham nueve sospechosos tras meses de vigilancia de los servicios secretos
La policía británica detuvo ayer a nueve musulmanes en Birmingham, en el centro de Inglaterra, bajo la sospecha de que estaban preparando un acto terrorista. Fuentes policiales anónimas afirmaron que no se trataba de un atentado masivo, sino de la introducción en el Reino Unido de un nuevo tipo de terrorismo: el secuestro y posterior ejecución de un individuo. El objetivo era, al parecer, un soldado musulmán británico que había estado destinado en Irak. El plan fue desbaratado cuando, de madrugada, la policía asaltó ocho viviendas residenciales en varias zonas de Birmingham.
En la operación se detuvo a ocho personas, a las que se les aplicó la ley Antiterrorista de 2000 bajo la sospecha de que estaban preparando actos de terrorismo. También fueron ocupados cuatro locales comerciales, incluidos una librería musulmana, un cibercafé y una tienda de ultramarinos. La policía detuvo luego a otra persona en una autopista de Birmingham.
Fuentes policiales admitieron que la operación se basaba en informaciones de inteligencia y que existe la posibilidad de que, al final, esas informaciones sean falsas. Ése fue el caso de una famosa redada en Forest Gate, un barrio del East End londinense, en el que la policía asaltó el año pasado la vivienda de una familia musulmana con informaciones que resultaron falsas y luego tuvo que pedir disculpas.
Pero esta vez parece que los servicios secretos llevaban trabajando seis meses en este caso y que incluso el soldado que iba a ser objetivo del secuestro llegó a ser alertado. En estos momentos, se encuentra bajo protección policial. El objetivo era secuestrar a este soldado, torturarle, hacerle pedir clemencia y luego degollarle. Tanto sus peticiones de clemencia como su ejecución iban a ser difundidas luego en páginas de Internet de extremistas islámicos.
La operación pretendía emular el impacto psicológico creado por el secuestro y posterior ejecución del británico Ken Bigley en Irak, en octubre de 2004, por las fuerzas de Abu Musab al Zarqaui. Entonces, la diferencia es que el secuestro iba a realizarse en suelo británico y que la víctima iba a ser un musulmán, como castigo por haber colaborado con el Ejército británico en Irak.
Escepticismo
La operación policial provocó escepticismo en los barrios de Sparkhill, Washwood Heath, Kingstanding y Edgbaston, donde ha habido ya operaciones antiterroristas en el pasado pero nunca se han presentado cargos contra los entonces detenidos. La población musulmana británica, que se siente perseguida desde los atentados del 11-S y, sobre todo, desde los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres, ve ese tipo de redadas con mucha prevención.
Los medios ingleses difundieron ayer numerosos testimonios de ese escepticismo. Desde quienes decían haber utilizado durante años los comercios precintados ayer por la policía y no haber visto jamás ningún indicio de actividad terrorista, hasta amigos y familiares de los detenidos. Un concejal local explicó que el padre de uno de ellos "lleva 30 años sirviendo a la comunidad y está orgulloso de ser británico". "Estamos seguros de que es inocente. Está tan ocupado que no tiene tiempo para ir los viernes a la mezquita", decía el primo de otro detenido.
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